Meta debe indemnizar inmediatamente a la comunidad rohinyá por el papel que desempeñó Facebook en la limpieza étnica de este perseguido grupo minoritario”, ha declarado Amnistía Internacional hoy, sexto aniversario de la brutal operación del ejército de Myanmar en la que violaron a mujeres y niñas rohinyás, incendiaron pueblos enteros y mataron a miles de personas.
Los algoritmos de Facebook y el implacable afán de lucro de Meta crearon una cámara de resonancia que contribuyó a fomentar el odio a la población rohinyá y a que se dieran las condiciones que forzaron al grupo étnico a huir en masa de Myanmar.
No obstante, y a pesar de que destaca como uno de los ejemplos más atroces de la implicación de una empresa de redes sociales en una crisis de derechos humanos, la comunidad rohinyá sigue esperando una indemnización de Meta.
Pat de Brún, responsable del área de Rendición de Cuentas de las Grandes Empresas Tecnológicas en Amnistía Internacional
“Han pasado seis años desde que Meta contribuyó a las terribles atrocidades perpetradas contra la población rohinyá. No obstante, y a pesar de que destaca como uno de los ejemplos más atroces de la implicación de una empresa de redes sociales en una crisis de derechos humanos, la comunidad rohinyá sigue esperando una indemnización de Meta”, ha afirmado Pat de Brún, responsable del área de Rendición de Cuentas de las Grandes Empresas Tecnológicas en Amnistía Internacional.
“Nuestras investigaciones han dejado claro que los peligrosos algoritmos de Facebook, programados para impulsar la ‘interacción’ y los beneficios empresariales a cualquier costa, avivaron activamente las llamas del odio y contribuyeron a la violencia masiva, así como al desplazamiento forzado de más de la mitad de la población rohinyá de Myanmar al vecino Bangladesh.”
“Ya es hora de que Meta asuma sus responsabilidades indemnizando a la población rohinyá y corrigiendo su modelo empresarial para impedir que esto vuelta a ocurrir.”
Además, el 25 de agosto también representa un importante paso en la rendición de cuentas de las grandes empresas tecnológicas por sus impactos en los derechos humanos, pues es el día en que entran en vigor para las principales plataformas online de la Unión Europea (UE) disposiciones clave de la Ley de Servicios Digitales, disposición legislativa histórica destinada a reforzar los derechos en la era digital, lo que podría crear un efecto dominó mucho más allá de la UE.
Un ruego personal a Meta y a Mark Zuckerberg
Hoy, Amnistía Internacional y Al Yazira publican un punzante relato en primera persona del refugiado rohinyá Maung Sawyeddollah, que se vio obligado a huir de su pueblo en Myanmar cuando era apenas un adolescente. Huyó a través de pueblos incendiados y campos llenos de cadáveres, y actualmente vive en el mayor campo de personas refugiadas del mundo, Cox’s Bazar, en Bangladesh, junto con alrededor de un millón de rohinyás.
Me gustaría conocer a Mark Zuckerberg y a su equipo. Quizá quieran venir a pasar una o dos noches en el campo de refugiados.
Maung Sawyeddollah
Cuando era niño, antes de que el odio arraigara con la ayuda de Facebook, él y sus amigos, en su mayoría rohinyás musulmanes, jugaban felices con los niños de etnia rajine, en su mayoría budistas, del pueblo vecino. Pero todo eso cambió cuando llegó el ejército.
“Me gustaría conocer a Mark Zuckerberg y a su equipo. Quizá quieran venir a pasar una o dos noches en el campo de refugiados”, escribe Sawyeddollah. “Les diría: ‘¿Es que no veis vuestro papel en nuestro sufrimiento? Os pedimos, repetidamente, que intentaseis ayudar para que mejoraran las cosas para nuestro pueblo… pero ignorasteis nuestros ruegos. Decidme: ¿Sentís algo por nosotros? ¿Se trata sólo de los datos, se trata sólo de los dólares?”
Información complementaria
El año pasado, Amnistía Internacional publicó un informe en el que detallaba el papel de Meta en las atrocidades cometidas contra el pueblo rohinyá por el ejército de Myanmar en 2017. Este informe revelaba que incluso estudios internos de Facebook que se remontan a 2012 indicaban que Meta sabía que sus algoritmos podían provocar daños graves en el mundo real. En 2016, las propias investigaciones de Meta reconocían claramente que “nuestros sistemas de recomendación aumentan el problema” del extremismo.
A partir de agosto de 2017, las fuerzas de seguridad de Myanmar emprendieron una campaña brutal de limpieza étnica contra la población musulmana rohinyá del estado de Rajine de ese país y cometieron miles de homicidios ilegítimos de rohinyás, niños y niñas de corta edad incluidos; violaron a mujeres y niñas rohinyás, y perpetraron otros actos de violencia sexual contra ellas; torturaron a hombres y niños rohinyás en centros de detención, e incendiaron centenares de pueblos rohinyás. La violencia empujó a más de 700.000 rohinyás —más de la mitad de la población rohinyá que vivía en el norte del estado de Rajine al comienzo de la crisis— a la vecina Bangladesh.
Meta contribuyó a graves impactos negativos en los derechos humanos que sufrió la población rohinyá en el contexto de las atrocidades de 2017 en el estado de Rajine y, por tanto, en virtud de las normas internacionales de derechos humanos, tiene la responsabilidad de proporcionar un recurso efectivo a la comunidad. Esto incluye hacer los cambios necesarios en su modelo empresarial que puedan garantizar que esto no vuelve a suceder nunca. Todas las empresas tienen la responsabilidad de respetar todos los derechos humanos con independencia del lugar del mundo donde operen y en todas sus actividades. Se trata de una norma de conducta ampliamente reconocida que figura en las normas internacionales sobre empresas y derechos humanos, como los Principios Rectores de la ONU sobre las Empresas y los Derechos Humanos (Principios Rectores de la ONU) y las Líneas Directrices de la OCDE para Empresas Multinacionales (Directrices de la OCDE).