“Los disparos israelíes contra un grupo de siete periodistas en el sur de Líbano el 13 de octubre que causaron la muerte del periodista de Reuters Issam Abdallah y heridas a los seis restantes, fueron probablemente un ataque directo contra civiles que debe ser investigado como crimen de guerra” ha declarado hoy Amnistía Internacional.
Amnistía Internacional verificó más de 100 vídeos y fotografías, analizó fragmentos de armas del lugar de los hechos y entrevistó a 9 testigos. Las conclusiones indican que el grupo era visiblemente identificable como un grupo de periodistas y que el ejército israelí sabía o debería haber sabido que eran civiles, no obstante lo cual los atacó con dos disparos efectuados con 37 segundos de diferencia.
“Nuestra investigación sobre el incidente revela pruebas escalofriantes de que fue un ataque contra un grupo de periodistas internacionales que hacían su trabajo informando sobre las hostilidades. El derecho internacional humanitario prohíbe totalmente los ataques directos contra la población civil y los ataques indiscriminados, que pueden constituir crímenes de guerra”, dijo Aya Majzoub, directora regional adjunta de Amnistía Internacional para Oriente Medio y el Norte de África.
“Los responsables del homicidio ilegítimo de Issam Abdallah y de las heridas causadas a los seis periodistas restantes deben responder de sus actos. Nunca se debió atacar ni matar a ningún periodista sólo por estar haciendo su trabajo. No se debe permitir que Israel mate y ataque a periodistas con impunidad. Debe abrirse una investigación independiente e imparcial sobre este ataque mortal”.
Las personas responsables del homicidio ilegítimo de Issam Abdallah y de las heridas causadas a los otros seis periodistas deben responder de sus actos. Debe haber una investigación independiente e imparcial sobre este ataque mortal.
Aya Majzoub, directora adjunta de Amnistía Internacional para Oriente Medio y el Norte de África
El grupo de siete periodistas estaba haciendo un viaje para recabar información en el sur de Líbano, y sus integrantes llevaban cascos y chalecos antibalas que tenían la palabra “press” (prensa). Desde en torno a las 17 horas del 13 de octubre, el grupo llevaba en el mismo lugar abierto cerca del pueblo de Alma al Chaab (gobernación de Tiro), alrededor de una hora antes del ataque, a plena vista de las fuerzas israelíes que estaban al otro lado de la frontera. Uno de los vehículos llevaba las letras “TV” pegadas en el capó.
Un helicóptero Apache israelí y lo que probablemente era un dron israelí estuvieron más de 40 minutos volando sobre el grupo antes del primer ataque, como se puede ver u oír en las imágenes filmadas por los periodistas. Las fuerzas israelíes tenían torres de observación, elementos terrestres y medios aéreos desplegados para vigilar de cerca la frontera. Todo este material debería haber proporcionado información suficiente a las fuerzas israelíes de que eran periodistas y civiles, y no un objetivo militar.
Amnistía Internacional no halló nada que indicase que hubiera combatientes u objetivos militarse en el lugar alcanzado por los disparos, lo que hace temer que éstos fueran probablemente ataques directos contra civiles.
A tenor del examen de los vídeos y fotos del lugar de los hechos —que incluye el análisis de los fragmentos de armas encontrados en el lugar, las heridas que sufrieron las víctimas y al análisis de dos zonas de impacto tras la explosión en un muro de piedra situado junto a la carretera y un cráter próximo—, Amnistía Internacional determinó que el primer ataque que causó la muerte de Issam Abdallah e hirió de gravedad a la camarógrafa y fotógrafa de AFP Christina Assi, fue un cartucho de tanque de 120 milímetros lanzado desde las colinas situadas entre Al Nawaqir y Jordeikh, en Israel. Apenas 37 segundos después, el grupo fue alcanzado de nuevo, esta vez por otra arma, probablemente un misil guiado pequeño, que incendió el vehículo del equipo de Al Yazira.
“Según el derecho internacional humanitario, las partes en un conflicto tienen la clara obligación de proteger a la población civil —lo que incluye a los periodistas— y deben distinguir en todo momento entre civiles y bienes de carácter civil, por un lado, y combatientes y objetivos militares por otro. Durante un conflicto armado, el papel de los periodistas es especialmente importante para garantizar el escrutinio de la conducción de las hostilidades y poner de manifiesto las posibles violaciones”, declaró Aya Majzoub.
Metodología
Amnistía Internacional entrevistó a nueve testigos: tres de los periodistas alcanzados en el ataque y seis personas que estaban en las proximidades y que oyeron o vieron el ataque y lo que sucedió después.
El Laboratorio de Pruebas del Programa de Respuesta a las Crisis de Amnistía Internacional verificó 57 vídeos relacionados con los dos disparos, filmados principalmente por periodistas que estaban en el lugar. Esto incluye 24 vídeos filmados por periodistas antes del ataque, 7 que documentan el momento en que se produjo éste y 22 de sus consecuencias, así como otros 4 vídeos que contribuyeron a corroborar detalles del incidente”. El equipo analizó también 55 imágenes, entre las que hay fotos de fragmentos de las armas.
Amnistía Internacional también consultó con Earshot, organización sin ánimo de lucro especializada en producir investigaciones de audio para la defensa de los derechos humanos, así como con Steven Beck, de Beck Audio Forensics, que hizo un análisis del sonido de los aviones audible en las grabaciones de los periodistas.
El 19 de octubre, Amnistía Internacional envió cartas al Ministerio de Defensa de Líbano y a UNIFIL —la misión de mantenimiento de la paz de la ONU en el sur de Líbano— pidiendo información sobre sus investigaciones sobre el ataque del 13 de octubre, así como los registros de incidentes de seguridad en la frontera de ese día. El Secretariado Internacional de Amnistía Internacional envió asimismo cartas en relación con este ataque a la unidad de portavoces militares israelí el 28 de noviembre y al ministro de Defensa el 2 de diciembre. Amnistía Internacional no había recibido ninguna respuesta en el momento de la publicación. La organización también examinó declaraciones pertinentes del ejército israelí.
El ataque contra el grupo de periodistas
El 13 de octubre, Issam Abdallah, fotoperiodista de Reuters; Thaier al Sudani, fotógrafo de Reuters; Maher Nazeh, fotoperiodista de Reuters; Christina Assi, fotógrafa de AFP; Dylan Collins, fotoperiodista de AFP; Carmen Joukhadar, reportera de Al Yazira, y Elie Brakhya, fotoperiodista de Al Yazira, se habían reunido en un lugar próximo al pueblo de Alma al Chaab, en el sur de Líbano, para informar sobre los enfrentamientos que estaban teniendo lugar entre fuerzas Israelíes y Hezbolá.
Exactamente un minuto y 23 segundos antes del primer disparo contra el grupo, los periodistas orientaron sus cámaras al sudoeste, hacia Hanita, y empezaron a filmar un puesto militar israelí en la frontera con Líbano. Las imágenes de tres cámaras diferentes muestran infraestructura militar israelí, como un torre de observación y antenas, y un tanque Merkava israelí disparando hacia la zona de El Dabche, en Líbano.
Unos segundos después, a las 18:02, un tanque israelí emplazado al este de los periodistas hizo el primer disparo y mató a Issam Abdallah, que estaba sentado en un saliente de piedra, e hirió de gravedad a Christina Assi. El segundo disparo, 37 segundos después, realizado con un arma diferente, alcanzó el suelo cerca del vehículo de Al Yazira, que incendió.
“Estaba mirando a Issam cuando oímos la [primera] explosión”, dijo Elie Brakhya. “Vi volar el cuerpo de Issam con el resplandor y el calor a su espalda […] Corrí colina arriba, oí a Christina gritar: ‘No siento las piernas’, volví corriendo adonde estaba ella, vi a Dylan buscando el torniquete”.
Dylan Collins, de AFP, describió la angustiosa escena mientras trepaba para ayudar a su colega herida Christina tras descubrir que la primera explosión le había seccionado la pierna. Dijo a Amnistía Internacional: “Tan pronto como me di la vuelta, oí la voz de Christina que decía: ‘¡Oh, Dios mío!’. Dije: ‘Estás bien’. Corrí directamente hacia ella y vi que la explosión le había volado las piernas a la altura de la rodilla”.
La segunda explosión llegó cuando Dylan trataba de atar un torniquete alrededor de las piernas de Christina. Dijo: “Cuando se produjo la segunda explosión, me quedé aturdido y mareado, pero recuerdo de forma borrosa la pierna de Issam cayendo delante de mí, recuerdo mirar hacia arriba y ver a Carmen junto al coche, con la cara negra y caminando como una zombi. Tenía toda la espalda cubierta de metralla”.
Carmen Joukhadar dijo a Amnistía Internacional que, después del segundo disparo, vio a Elie Brakhya en el suelo y pensó que estaba muerto. “Con voz débil dije: ‘¿Elie?’ Él contestó: ‘Carmen, me duele’”.
Tan pronto como me di la vuelta, oí la voz de Christina que decía: ‘¡Oh, Dios mío!’. Dije: ‘Estás bien’. Corrí directamente hacia ella y vi que la explosión le había volado las piernas a la altura de la rodilla.
Dylan Collins, fotoperiodista de AFP herido en el mismo ataque
Vídeos y fotos verificados de lo que ocurrió después del ataque muestran a tres periodistas heridos —Christina Assi, Elie Brakhya y Carmen Joukhadar—, así como el cuerpo de Issam Abdallah y el coche incendiado de Al Yazira.
Amnistía Internacional estudió el informe emitido el 13 de octubre por el Departamento de Medicina Forense y Pruebas Penales del Ministerio de Justicia libanés tras el examen del cuerpo de Issam Abdallah. El informe decía que el cuerpo tenía varias heridas y quemaduras.
Christina Assi perdió una pierna y seguía hospitalizada en el momento de la publicación. Dylan Collins sufrió heridas de metralla en la cara, los brazos y la espalda. Maher Nazeh sufrió heridas de metralla en los brazos y Thaier al Sudani, heridas de metralla en todo el lado izquierdo del cuerpo. Carmen Joukhadar también sufrió heridas de metralla y otras lesiones, sobre todo en la mitad inferior del cuerpo, y Elie Brakhya sufrió heridas graves en ambos brazos y un hombro aplastado.
La ubicación del grupo de periodistas
Los periodistas se habían reunido el 13 de octubre junto a una carretera en una colina cerca del pueblo de Alma al Chaab (gobernación de Tiro), a un kilómetro aproximadamente de la frontera con Israel. El grupo se había reunido en este lugar para filmar los enfrentamientos que estaban teniendo lugar en Hanita, en el norte de Israel, tras un presunto intento de infiltración de grupos armados palestinos y una explosión esa misma tarde en la valla fronteriza que, dijo el ejército israelí, “estaba algo dañada”. Poco después, el ejército israelí anunció que había “descartado” el intento de infiltración, aunque prosiguió diciendo que “se identificó un tiroteo hacia varios puestos militares en la frontera libanesa”, y añadió que el ejército israelí había “respondido con fuego de tanques hacia” infraestructura de Hezbolá y que “la artillería hizo fuego hacia el origen de los disparos”.
La Agencia Nacional de Noticias de Líbano informó de que “hubo un intercambio de disparos entre la resistencia [Hezbolá] y el enemigo israelí” en la zona fronteriza ubicada entre las localidades de Alma al Chaab y Dhayra.
Nuestro coche era blanco, manteníamos todas las puertas abiertas a propósito para anunciar que éramos periodistas en una colina sin presencia militar, sin arbustos, sin gente […] Somos periodistas, así que no elegimos ubicaciones sospechosas; elegimos ubicaciones sumamente expuestas.
Elie Brakhya, fotoperiodista de Al Yazira que resultó herido en el mismo ataque
Imágenes de las cámaras de los periodistas atacados que analizó Amnistía Internacional indican que éstos estaban filmando enfrentamientos fronterizos entre fuerzas israelíes y Hezbolá y otros grupos armados en cinco lugares diferentes, probablemente en las localidades de Al Nawaqir, Adamit y Hanita, en Israel, y en sus alrededores, a 1,5 kilómetros como mínimo de su ubicación.
Vídeos grabados por el grupo de periodistas y verificados por Amnistía Internacional muestran que los equipos de prensa estaban en una colina situada sobre una carretera cerca de una casa, con una amplia vista del valle que forma la frontera entre Líbano e Israel. Esto situaba al grupo de periodistas dentro de una línea de visión clara de diversas ubicaciones militares israelíes, como las de Al Nawaqir, Jordeikh y Hanita.
Periodistas de AFP, Al Yazira, la LBC (radiotelevisión libanesa) y Al Jadeed TV dijeron a Amnistía Internacional que habían elegido deliberadamente esta ubicación porque estaba en una colina, lo que les permitía filmar e informar sobre los enfrentamientos en Hanita, que está en otra colina, separada por un valle. El grupo de periodistas dijo a Amnistía Internacional que, después de lo que había sonado como tiroteos en el lado israelí de la frontera, el ejército israelí inició una operación para asegurarse de que habían eliminado la presunta amenaza de infiltración. Vídeos e imágenes verificados por Amnistía Internacional muestran que los siete periodistas llevaban blindaje corporal etiquetado “prensa” y que el coche azul del equipo de Reuters tenía las letras “TV” con cinta adhesiva amarilla sobre el capó.
El camarógrafo de Reuters Elie Brakhya describió a Amnistía Internacional las precauciones que tomaron los periodistas. “Nuestro coche era blanco, manteníamos todas las puertas abiertas a propósito para anunciar que éramos periodistas en una colina sin presencia militar, sin arbustos, sin gente, apenas un par de casas y arena blanca. Somos periodistas, así que no elegimos ubicaciones sospechosas; elegimos ubicaciones sumamente expuestas”, dijo.
Carmen Joukhadar, reportera de Al Yazira, añadió: “Somos siete periodistas, equipados con chaquetas de prensa, cascos, tres coches de prensa y varias cámaras sobre trípodes. En resumen, era imposible que no nos vieran”.
Vigilancia
Imágenes grabadas por Al Yazira, así como las de un equipo de Alaraby que estaba filmando los enfrentamientos desde otro lugar de Alma al Chaab, captan un helicóptero Apache israelí sobrevolando el lugar.
Según el análisis de los sonidos de la filmación que llevaron a cabo Earshot y Steven Beck, de Beck Audio Forensics, durante más de 40 minutos antes del ataque contra el grupo de periodistas, se oye el sonido de un helicóptero dando vueltas y de un avión de hélice. Estos medios, que estaban llevando a cabo labores de vigilancia, eran un helicóptero Apache israelí y, con toda probabilidad, un dron israelí.
Las imágenes grabadas por los periodistas también mostraban una torre de observación en la colina de Hanita. La torre domina el pueblo de Alma al Chaab y alberga una estación de escucha de inteligencia de señales militares israelí encargada de facilitar a las fuerzas información en tiempo real durante las operaciones. Además, imágenes satelitales e imágenes filmadas verificadas por Amnistía Internacional indican que existía una infraestructura similar en Jordeikh, desde donde también era visible la ubicación de los periodistas.
Origen de los disparos y análisis de las armas
Imágenes y vídeos posteriores al ataque verificados por Amnistía Internacional indican que el primer disparo se hizo desde las colinas que están entre los pueblos de Al Nawaqir y Jordeikh, en Israel.
Amnistía Internacional analizó la ubicación del cuerpo de Issam Abdallah tras los disparos, la dirección en la que se dispersaron las piedras del saliente donde estaba sentado, así como la dirección en la que temblaba y cayó al suelo la cámara tras el disparo. El análisis de los fragmentos de armas indica que la munición que mató a Issam Abdallah era un cartucho de tanque de 120 milímetros, muy probablemente un proyectil M339 fabricado por la empresa israelí IMI Systems e identificado en otras investigaciones de Amnistía Internacional de ataques del ejército israelí.
Según este análisis, fue disparado desde una posición israelí próxima a Jordeikh, al este del grupo de periodistas. Imágenes verificadas filmadas por periodistas ese día confirman que el ejército israelí estaba efectuando disparos desde esa zona.
El segundo disparo, 37 segundos después, hizo un pequeño cráter superficial cerca de la rueda delantera del vehículo de Al Yazira. Basándose en fotos de fragmentos de armas, esta munición era, con toda probabilidad, un misil pequeño guiado, pero Amnistía Internacional no ha podido identificar el modelo exacto, la dirección del disparo ni la plataforma de lanzamiento.
Tras el ataque del 13 de octubre, el enviado israelí Gilad Erdan dijo en una sesión informativa: “Obviamente, nunca querríamos alcanzar ni matar ni disparar a ningún periodista […] Pero, ya saben, estamos en estado de guerra, son cosas que pueden pasar”. Al día siguiente, el ejército israelí dijo que “se está examinando el incidente”.
Amnistía Internacional y otras organizaciones de derechos humanos vienen documentando el largo historial de impunidad casi total de Israel por violaciones de derechos, presuntos crímenes de guerra incluidos, cometidas por sus fuerzas de seguridad; por tanto, es imprescindible una investigación independiente e imparcial.
En mayo de 2023, el Comité para la Protección de los Periodistas subrayó que, en los últimos 22 años, ni un solo miembro de las fuerzas armadas israelíes había sido procesado o había rendido cuentas por la muerte de al menos 20 periodistas.
En 2000, Amnistía Internacional documentó un ataque israelí en el sur de Líbano que causó la muerte del periodista libanés Abd al Rahman Taqqush, que trabajaba en aquel entonces para la BBC. Las autoridades israelíes no han llevado a los responsables ante la justicia.
Más recientemente, las autoridades israelíes no han hecho rendir cuentas a los responsables del homicidio de la periodista palestina Shireen Abu Akleh, que murió por disparos de las fuerzas israelíes en la Cisjordania ocupada en 2022.
Información complementaria
Tres periodistas libaneses que cubrían las hostilidades en el sur de Líbano han muerto de forma violenta. Además del incidente que se documenta aquí, en el que resultó muerto Issam Abdallah, el 21 de noviembre, un ataque contra el pueblo de Teir Harfa, en la gobernación de Tiro, causó la muerte de tres civiles: dos periodistas de la emisora local de televisión Al Mayadeen —la reportera Farah Omar y el camarógrafo Rabih Maamari— y su guía local, Hussein Akil.
Desde el 7 de octubre, el Comité para la Protección de los Periodistas ha confirmado la muerte de al menos 63 periodistas y profesionales de medios de comunicación: 56 palestinos, 4 israelíes y 3 libaneses.
También es necesaria una investigación independiente e imparcial sobre estos incidentes.
Las hostilidades transfronterizas entre Israel y Líbano se han intensificado de forma significativa desde el 7 de octubre.
Hezbolá y otros grupos armados han lanzado proyectiles contra el norte de Israel que, según el ejército israelí, han matado a tres civiles israelíes. Amnistía Internacional está investigando los ataques de Hezbolá y otros grupos armados contra el norte de Israel para determinar si han violado el derecho internacional humanitario.
Según los medios de comunicación, el bombardeo de Líbano por Israel ha causado la muerte de al menos 16 civiles. El mes pasado, Amnistía Internacional documentó el uso de proyectiles de artillería de fósforo blanco por el ejército israelí en ataques contra los pueblos de Dhayra, Al Mari y Aita al Chaab, algunos de los cuales podrían considerarse ataques indiscriminados y, por tanto, ilegítimos. El 14 de octubre, las autoridades israelíes negaron que hubieran usado fósforo blanco en sus operaciones militares en Gaza y Líbano.