Sudán: Crímenes de guerra generalizados: muertes de civiles en ataques deliberados e indiscriminados. Nuevo informe

  • Miles de personas muertas y heridas desde que estallaron combates entre las Fuerzas de Apoyo Rápido y las Fuerzas Armadas de Sudán
  • Mujeres y niñas de tan sólo 12 años sometidas a violencia sexual
  • “Civiles de todo Sudán sufren un horror inimaginable”. Agnès Callamard

“Se están cometiendo en Sudán crímenes de guerra generalizados mientras el conflicto entre las Fuerzas de Apoyo Rápido (RSF) y las Fuerzas Armadas de Sudán (SAF) arrasa el país”, afirma Amnistía Internacional en un nuevo informe.

El informe ‘Death Came To Our Home’: War Crimes and Civilian Suffering In Sudan’ documenta un número enorme de muertes de civiles tanto en ataques deliberados como en ataques indiscriminados de las partes enfrentadas. Asimismo, detalla actos de violencia sexual contra mujeres y niñas, ataques selectivos contra bienes de carácter civil como hospitales e iglesias, y saqueos generalizados.

Algunas de las violaciones de derechos humanos documentadas —como ataques contra la población civil y contra infraestructura humanitaria, violaciones y otros actos de violencia sexual, y saqueos— constituyen crímenes de guerra. El informe está centrado principalmente en Jartum y Darfur Occidental.

“Civiles de todo Sudán sufren un horror inimaginable cada día que pasa mientras las Fuerzas de Apoyo Rápido y las Fuerzas Armadas de Sudán compiten temerariamente por el control del territorio”, declaró Agnès Callamard, secretaria general de Amnistía Internacional.

“Matan a personas en el interior de sus casas o mientras buscan desesperadamente comida, agua y medicamentos; atrapadas en el fuego cruzado mientras huyen o tiroteadas deliberadamente en ataques selectivos. Miembros de las partes enfrentadas han violado y sometido a otras formas de violencia sexual a decenas de mujeres y niñas, algunas de tan sólo 12 años. No hay lugares seguros.

“La espiral de violencia en la región de Darfur, donde las RSF y milicias aliadas causan muertes y destrucción incalculables, recuerda la campaña de tierra arrasada de decenios anteriores en la que a veces participaron los mismos actores.

“Las RSF y las SAF, así como sus grupos armados afines, deben dejar de atacar a la población civil y garantizar el paso seguro de quienes buscan seguridad. Deben adoptarse medidas urgentes para garantizar justicia y reparación a víctimas y sobrevivientes.”

Desde el 15 de abril de 2023, se disputan el control de Sudán las SAF (dirigidas por el general Abdel Fattah al Burhan, jefe del Consejo Soberano de Sudán) y las RSF, de carácter paramilitar (dirigidas por el general Mohamed Hamdan Dagalo, conocido como Hemedti).

Dadas la escala de los combates y la organización de ambas partes, según los Convenios de Ginebra, se trata de un conflicto armado no internacional. Como tal, los combates entre las partes se rigen por el derecho internacional humanitario, que trata de proteger a la población civil y a otras partes no combatientes en el conflicto armado, y el derecho internacional de los derechos humanos, que sigue siendo aplicable. Ciertas violaciones graves de estas normas constituyen crímenes de guerra de los que soldados y mandos individuales pueden ser considerados penalmente responsables.

Muerte de civiles en fuego cruzado

Hombres, mujeres, y niños y niñas han quedado atrapados en el fuego cruzado mientras ambas partes, que usan a menudo armas explosivas con efectos en amplias superficies, lanzan ataques frecuentes en barrios civiles densamente poblados.

Los combates comenzaron en el barrio de Kalakla, en el sur de Jartum, el 20 de abril. Kodi Abbas, maestro de 55 años, dijo a Amnistía Internacional que 2 de sus hijos varones —Hassan, de 6 años, e Ibrahim, de 8— y su sobrino Koko, de 7 años, murieron cuando trataban de escapar de los disparos.

Dijo: “Mi esposa y mis hijos huyeron de casa cuando estallaron los enfrentamientos en nuestro barrio […] pero mis dos hijos menores […] eran pequeños y no pudieron correr lo bastante rápido […] No sé quién les disparó. Los ha matado la guerra.”

Amnistía Internacional no ha podido confirmar qué parte hizo los disparos que mataron a los tres niños.

Ala Fawzi al Mardi, médica de 26 años, murió en su casa del barrio de Hay al Manara, en Omdurman, el 15 de abril, el día que estallaron los enfrentamientos.

Fawzi al Mardi, su padre, dijo a Amnistía Internacional que su esposa también resultó herida de gravedad. Dijo: “Esa mañana despertamos en el infierno. Por todas partes se oía el sonido incesante de disparos y bombardeos […] Me preocupaba mi hija Ala, que había salido a trabajar en el hospital.

“Unos minutos después de que llegara a casa, entró por la ventana de la sala una bala que alcanzó a mi esposa en la cara, atravesándole el lado derecho y el cuello, y luego impactó a Ala en el pecho, lo que la mató al instante. Esa única bala destruyó nuestra familia en unos segundos […] En cuanto [Ala] llegó a casa, donde debía estar a salvo, vino la muerte a nuestra casa.”

Muchas personas civiles dijeron a Amnistía Internacional que habían resultado heridas y que sus familiares habían muerto en los lugares donde habían buscado seguridad. El 6 de junio, una serie de ataques reiterados con proyectiles lanzados desde tierra en Darfur Occidental causaron la muerte y heridas a decenas de civiles en la residencia femenina de la Universidad de Geneina y en sus alrededores, donde se habían refugiado muchas personas huyendo de los combates en sus barrios.

Ataques deliberados a civiles

Se han lanzado ataques selectivos que han causado deliberadamente la muerte y lesiones a civiles. Sobrevivientes y testigos han identificado, por lo general, a miembros de las RSF como los perpetradores.

El 13 de mayo, miembros de las RSF irrumpieron en el complejo de la iglesia copta de Mar Girgis (San Jorge), en la zona de Bari de Jartum. Según testigos, dispararon contra cinco miembros del clero y robaron dinero y una cruz de oro.

El 14 de mayo, el doctor Adam Zakaria Ishaq, médico y defensor de los derechos humanos de 38 años, murió junto con 13 pacientes en el Markaz Inqadh al Tibbi (Centro de Rescate Médico), centro médico del barrio de Jamarik de Geneina. Dos colegas suyos dijeron a Amnistía Internacional que miembros de la milicia árabe habían disparado a las 14 víctimas.

Uno de ellos dijo: “El doctor Adam […] atendía a personas enfermas en un pequeño consultorio cuando lo mataron porque el hospital principal de Geneina fue destruido por la misma milicia armada y las RSF a finales de abril. Le dispararon en el pecho. Dejó una esposa y dos hijos de cuatro y seis años, respectivamente.

Ataques por motivos étnicos en Darfur Occidental

Al aumentar las tensiones en Darfur Occidental, muchas personas de etnia masalit huyeron al este de Chad. Algunas personas que habían huido de Geneina dijeron a Amnistía Internacional que la localidad había sido atacada por milicias árabes fuertemente armadas con el apoyo de combatientes de las RSF.

El 28 de mayo, decenas de civiles murieron en Misterel, localidad al sudoeste de Geneina, donde estallaron enfrentamientos entre las RSF y sus milicias aliadas, y grupos armados masalit. Sus residentes dijeron a Amnistía Internacional que habían enterrado a 58 civiles que murieron ese día.

En un caso, murieron a tiros en su casa cinco hermanos, uno de los cuales —Al Haj Mohamed Abu Bakr— era el esposo de Zeinab Ibrahim Abdelkarim. Ésta, de 27 años y madre de dos hijos, dijo: “Seis miembros de las RSF irrumpieron en nuestra casa a las 8 de la mañana y fueron a la habitación donde estaban mi esposo y sus 4 hermanos y los mataron a tiros a todos […] Las RSF vinieron luego a la habitación donde estaba yo con mis hijos y otras 12 mujeres y niños y niñas […] Nos pegaron con palos y látigos y dijeron: ‘¿Dónde están las pistolas?’ y luego nos robaron los teléfonos.”

El derecho internacional humanitario prohíbe los ataques deliberados contra la población civil, así como los ataques que no distingan entre civiles y combatientes, y entre bienes de carácter civil y objetivos militares.

Violencia sexual

Miembros de las partes enfrentadas han sometido a violencia sexual, incluida la violación, a decenas de mujeres y niñas, algunas de tan sólo 12 años. Algunas estuvieron retenidas durante días en condiciones de esclavitud sexual.

En la mayoría de los casos documentados por Amnistía Internacional, las sobrevivientes dijeron que los perpetradores eran miembros de las RSF o de milicias árabes aliadas. Las violaciones, la esclavitud sexual y otras formas de violencia sexual cometidas en el contexto de un conflicto armado son crímenes de guerra.

Una mujer de 25 años de Geneina dijo a Amnistía Internacional que 3 hombres árabes armados vestidos de civil la habían obligado a entrar en el edificio del Registro Civil del barrio de Al Jamarik el 22 de junio, donde la violaron.

Dijo: “No hay seguridad en ninguna parte de Geneina. Me fui de casa porque había disparos por todas partes […] y estos criminales me violaron. Ahora tengo miedo de estar embarazada […] No puedo soportarlo.”

En otro caso, miembros de las RSF secuestraron a un grupo de 24 mujeres y niñas a las que llevaron a un hotel donde las retuvieron varios días en condiciones que constituyen esclavitud sexual. Muchas sobrevivientes no han tenido acceso a ayuda médica y psicológica.

Muchas instalaciones sanitarias y humanitarias han resultado destruidas o dañadas en todo el país, privando a la población civil de alimentos y medicinas, y exacerbando una situación ya desesperada. En la mayoría de los casos documentados de saqueo intervinieron miembros de las RSF. Los ataques deliberados contra personas o bienes de ayuda humanitaria, o contra centros sanitarios o unidades médicas, constituyen crímenes de guerra.

Recomendaciones

Amnistía Internacional insta al Consejo de Seguridad de la ONU a que amplíe sin demora el embargo de armas vigente actualmente en Darfur a todo Sudán y garantice su cumplimiento.

“La comunidad internacional debería aumentar de forma significativa la ayuda humanitaria para Sudán, y los países vecinos deben garantizar que sus fronteras están abiertas a la población civil que busca seguridad”, concluyó Agnès Callamard.

“La comunidad internacional debe asimismo ampliar inmediatamente el embargo de armas vigente a todo Sudán y garantizar su cumplimiento. Los países que tengan una influencia significativa en las partes en conflicto deben usar ésta para poner fin a las violaciones de derechos.

“El Consejo de Derechos Humanos debe escuchar los llamamientos de la Autoridad Intergubernamental para el Desarrollo y establecer un mecanismo independiente de investigación y rendición de cuentas para vigilar, recabar y preservar las pruebas de violaciones de derechos humanos en Sudán.”

Metodología

Amnistía Internacional entrevistó a 181 personas para el informe, principalmente en la región oriental de Chad, en junio de 2023, y a distancia vía llamadas seguras. La organización analizó asimismo un gran volumen de material audiovisual sobre posibles violaciones de derechos y estudió imágenes de satélite para corroborar otros incidentes.

El 21 de junio de 2023, Amnistía Internacional escribió a las SAF y a las RSF para comunicarles sus conclusiones y pedir información sobre denuncias concretas documentadas en el informe.

Las SAF y las RSF respondieron el 12 y el 14 de julio, respectivamente, afirmando que respetaban el derecho internacional y acusando a la otra parte de violaciones de derechos. Las SAF dijeron que habían establecido una célula para garantizar que las decisiones sobre objetivos reducían los daños a la población civil, mientras que las RSF negaron las acusaciones de violencia sexual y afirmaron que habían creado comités para investigar todas las denuncias de conducta indebida. Las RSF negaron también su participación en “lo ocurrido” en Darfur Occidental, incluido Misterei, y dijeron que “la mayoría” de las milicias árabes estaban relacionadas con las SAF. Testimonios coherentes de testigos y otras pruebas identificaron a miembros de las RSF en violaciones graves cometidas en Darfur Occidental, en ocasiones junto con milicias árabes.