Los países recurren cada vez más a la pena de muerte en un equivocado intento de combatir los delitos relacionados con el terrorismo, ha dicho hoy Amnistía Internacional en un nuevo informe en vísperas del Día Mundial contra la Pena de Muerte.
El año pasado, al menos 20 países condenaron a muerte o ejecutaron a personas por delitos relacionados con el terrorismo (Arabia Saudí, Argelia, Bahréin, Camerún, Chad, China, Egipto, Estados Unidos, India, Irak, Irán, Jordania, Kuwait, Líbano, Pakistán, República Democrática del Congo, Somalia, Sudán, Túnez y EAU). Aunque el uso de la pena capital para tales delitos suele estar envuelto en el secreto, en los últimos años Amnistía Internacional ha documentado un notable aumento.
“El aumento en el uso de la pena de muerte al que estamos asistiendo, en equivocada respuesta a los delitos relacionados con el terrorismo, revela un error fundamental por parte de las autoridades: no hay ninguna prueba de que la pena capital disuada de cometer delitos violentos con más eficacia que otros castigos. Esta actitud se basa más en la debilidad y la conveniencia que en la fuerza”, ha dicho James Lynch, subdirector del Programa sobre Asuntos Globales de Amnistía Internacional.
“Los ataques violentos contra la población general causan terribles sufrimientos a las víctimas y a sus familias, y nunca pueden justificarse. Los gobiernos deben investigarlos y hacer que sus responsables comparezcan ante la justicia.
“Pero el homicidio sancionado por el Estado no resuelve las causas fundamentales de estos ataques violentos. Sólo agrava la injusticia y el sufrimiento y alimenta el círculo vicioso de la violencia, sin hacer justicia con las víctimas.
“La pena de muerte es siempre una violación de derechos humanos. Más de dos tercios de los Estados del mundo han optado por abolirla en la ley o en la práctica. Todos los gobiernos deberían hacer lo mismo.”
Amnistía Internacional se opone a la pena de muerte en todas las circunstancias, independientemente del delito, de las características de la persona acusada de cometerlo y del método de ejecución. Es la expresión máxima de pena cruel, inhumana y degradante.
El 10 de octubre, Amnistía Internacional se une al movimiento abolicionista conmemorando el Día Mundial contra la Pena de Muerte, que en su decimocuarta edición se centra muy oportunamente en el uso de la pena capital para los delitos relacionados con el terrorismo. Si bien los ataques armados y otros ataques violentos no son un fenómeno nuevo, en los últimos años se han repetido ataques de este tipo de gran repercusión —en muchos casos en un contexto de inestabilidad política y conflicto— que han sacudido al mundo.
Día Mundial contra la Pena de Muerte: algunas cifras
140 países de todo el mundo —más de dos terceras partes— son abolicionistas en la ley o en la práctica103 países han abolido la pena capital para todos los delitos58 países conservan la pena de muerte en su legislación25 países llevaron a cabo ejecuciones en 2015Los cinco países donde se realizaron más ejecuciones en 2015 fueron Arabia Saudí, China, Estados Unidos, Irán y Pakistán.