Las autoridades iraníes han intensificado su campaña de represión contra activistas de los derechos de las mujeres en el país en la primera mitad del año, llevando a cabo duros interrogatorios y haciendo cada vez más comparaciones entre la delincuencia y toda iniciativa colectiva relacionada con los derechos de las mujeres; así lo ha afirmado hoy Amnistía Internacional.
La investigación de la organización revela que, desde enero de 2016, más de una decena de activistas de los derechos de las mujeres en Teherán han sido citadas para ser sometidas a largos e intensivos interrogatorios de la Guardia Revolucionaria, y amenazadas con la cárcel por cargos relacionados con la seguridad nacional. Muchas habían participado en una campaña lanzada en octubre de 2015 que abogaba por una mayor representación de las mujeres en las elecciones parlamentarias de Irán de febrero de 2016.
“Es una vergüenza absoluta que las autoridades iraníes traten como enemigos del Estado a activistas pacíficas que defienden la participación de las mujeres en pie de igualdad en los órganos decisorios. Defender la igualdad de las mujeres no es un delito. Pedimos que termine de inmediato este aumento del hostigamiento y la intimidación, que no es sino otro revés para los derechos de las mujeres en Irán”, ha afirmado Magdalena Mughrabi, directora adjunta provisional del Programa de Amnistía Internacional para Oriente Medio y Norte de África.
“En lugar de abordar el alarmante historial de Irán en materia de derechos de las mujeres, las autoridades han vuelto a optar por la represión, acusando a activistas de los derechos de las mujeres de colusión en tramas conspirativas orquestadas desde Occidente, en un intento de mantener sus prácticas discriminatorias con las mujeres.”
Las mujeres citadas para ser interrogadas no recibieron explicación ninguna del motivo de su citación pero, una vez dentro de la sala de interrogatorio, fueron bombardeadas con acusaciones de espionaje y colusión con “movimientos radicados en el extranjero que pretenden derrocar el sistema de la República Islámica”. Amnistía Internacional ha tenido conocimiento de que los miembros de la Guardia Revolucionaria profirieron insultos contra las mujeres, incluidos insultos asociados al género. No se permitió a las activistas estar acompañadas de sus abogados durante los interrogatorios, que, en algunos casos, duraron hasta ocho horas.
Según ha podido saber Amnistía Internacional, los interrogatorios se centraron concretamente en dos iniciativas locales: un sitio web llamado “Escuela Feminista”, que publica artículos y otra información sobre teorías y prácticas feministas y sobre el estado de los derechos de las mujeres en Irán y en todo el mundo, y la “campaña para cambiar el rostro masculino del Parlamento”, lanzada con antelación a las elecciones parlamentarias de febrero de 2016 en Irán para promover una mayor presencia de defensoras de los derechos de las mujeres en el Parlamento.
Miembros de ambas iniciativas han recibido presiones para cerrar o suspender sus actividades y practicar más la autocensura. En la declaración final de la “campaña para cambiar el rostro masculino del Parlamento” se explicaba que los logros de esta campaña –conseguir que se multiplique por cinco el número de mujeres aspirantes a una candidatura, dar resonancia a las reivindicaciones de igualdad de las mujeres, nombrar y poner en evidencia a los candidatos con un historial de comentarios sexistas– han hecho montar en cólera a los cuerpos de seguridad, con consecuencias como citaciones judiciales reiteradas, amenazas, largos interrogatorios y la apertura de nuevos casos relacionados con la seguridad nacional contra miembros activos de la campaña. El sitio web de la escuela feminista no ha vuelto a ser actualizado desde mediados de febrero de 2016.
El objetivo más reciente de estas medidas intensificadas de represión es la reconocida revista sobre derechos de las mujeres Zanan-e Emrooz (Mujeres de Hoy), que el 26 de julio anunció la suspensión de sus actividades.
“Que no sueñen las autoridades iraníes con que el hostigamiento de activistas de los derechos de las mujeres practicando interrogatorios y obligándolas a cerrar sus publicaciones sigilosamente va a pasar inadvertido. Deberían apoyar a las activistas de los derechos de las mujeres, no perseguirlas”, ha afirmado Magdalena Mughrabi.
La peor manifestación del renovado asalto al activismo en favor de los derechos de las mujeres ha sido la detención y reclusión arbitraria de la doctora Homa Hoodfar desde el 6 de junio; con la doble nacionalidad canadiense e iraní, Homa Hoodfar es una prominente catedrática de antropología que ha centrado su labor académica durante varias décadas en asuntos que afectan a las mujeres. Exceptuando una breve reunión con su abogado, la doctora Homa Hoodfar ha permanecido la mayor parte del tiempo recluida en régimen de incomunicación desde su detención, y actualmente está en la prisión de Evín, en Teherán. Había trabajado con la red feminista internacional WLUM (Mujeres que viven sometidas a leyes musulmanas), cuyo fin declarado es fortalecer la lucha de las mujeres por la igualdad y sus derechos en contextos musulmanes.
El fiscal general de Teherán manifestó, en una entrevista concedida a los medios de comunicación el 24 de junio, que la causa penal de la doctora Homa Hoodfar está relacionada con “su entrada en ámbitos relativos al feminismo y delitos contra la seguridad nacional”. Días antes, varios medios de comunicación vinculados a la Guardia Revolucionaria publicaron artículos en los que se afirmaba que la doctora Homa Hoodfar era “la responsable en Irán de una operación de establecimiento de redes feministas” y que la Campaña para cambiar el rostro masculino del Parlamento era “su proyecto más reciente”.
En esos artículos también se afirmaba que su trabajo con la red WLUM para promover el feminismo y la igualdad de las mujeres en los países musulmanes y para reforzar la autonomía corporal de las mujeres tenía como fin “alterar el orden público” y “promover cambios socioculturales que en definitiva allanan el camino […] a un derrocamiento blando”.
“Es indignante que las autoridades iraníes equiparen a delitos contra la seguridad nacional la valiosa labor de la doctora Homa Hoodfar relacionada con el feminismo y los derechos de las mujeres en contextos musulmanes. Esta desalentadora evolución pone de relieve los extremos escalofriantes y absurdos a los que están dispuestas a llegar las autoridades iraníes para reprimir a quienes desafían la discriminación autorizada por el Estado”, ha afirmado Magdalena Mughrabi.
“Las autoridades iraníes deben liberar de inmediato y sin condiciones a la doctora Homa Hoodfar y poner fin al acoso incesante de todas las activistas de los derechos de las mujeres en el país.”
Decenas de miles de miembros y simpatizantes de Amnistía Internacional han pedido su liberación inmediata e incondicional por tratarse de una presa de conciencia que ha sido encarcelada exclusivamente por el ejercicio pacífico de su derecho a la libertad de expresión.
Información complementaria
En Irán, las mujeres sufren discriminación generalizada tanto en la legislación como en la práctica, incluidos los ámbitos del matrimonio, el divorcio, la custodia de los hijos, la libertad de circulación, el empleo y el acceso a cargos políticos. Mujeres y niñas no reciben protección adecuada frente a la violencia intrafamiliar y de otra índole, incluidos el matrimonio precoz y forzado y la violación conyugal. La legislación sobre el uso obligatorio del velo (hiyab) autoriza a las fuerzas policiales y paramilitares a actuar de manera selectiva y regular contra las mujeres mediante hostigamiento, violencia y prisión.