Turquía: Las devoluciones ilegales y en masa de personas refugiadas sirias ponen de manifiesto los fatídicos defectos del acuerdo entre la UE y Turquía

Las devoluciones forzadas en gran escala de personas refugiadas desde Turquía a la Siria devastada por la guerra ponen de manifiesto los fatídicos defectos del acuerdo sobre refugiados firmado este mes de marzo entre Turquía y la Unión Europea. Así lo ha revelado Amnistía Internacional hoy.
Las nuevas investigaciones llevadas a cabo por la organización en las provincias de la frontera sur de Turquía sugieren que las autoridades turcas han estado deteniendo y expulsando a Siria a grupos de alrededor de un centenar de hombres, mujeres, niños y niñas sirios casi a diario desde mediados de enero. La semana pasada, a lo largo de tres días, el equipo de investigación de Amnistía Internacional recopiló múltiples testimonios de devoluciones en gran escala desde la provincia de Hatay, que confirman una práctica que constituye un secreto a voces en la región.
Todas las devoluciones forzadas a Siria son ilegales en virtud de las leyes turcas, la legislación de la UE y el derecho internacional.
“En su desesperación por sellar sus fronteras, los líderes de la UE han hecho deliberadamente caso omiso de los hechos más simples: Turquía no es un país seguro para las personas refugiadas sirias, y cada día es un poco menos seguro”, ha manifestado John Dalhuisen, director para Europa y Asia Central de Amnistía Internacional.
“Las devoluciones en gran escala de personas refugiadas sirias que hemos documentado ponen de manifiesto los fatídicos defectos del acuerdo entre la UE y Turquía. Para aplicar ese acuerdo, hay que tener corazón de piedra, y un absoluto desprecio por el derecho internacional.”
Con el argumento de que es un país de asilo seguro, el acuerdo entre la UE y Turquía abre la vía a la devolución inmediata a Turquía de las personas refugiadas sirias que lleguen a las islas griegas. Las autoridades europeas han manifestado su confianza en que las devoluciones puedan dar comienzo el 4 de abril.
El prolongado cortejo de la UE a Turquía que precedió al acuerdo ya ha tenido un efecto desastroso en las propias políticas turcas respecto a las personas refugiadas sirias.
“Lejos de presionar a Turquía para que mejore la protección que brinda a las personas refugiadas sirias, lo que, en la práctica, está haciendo la UE es incentivar lo contrario", ha declarado John Dalhuisen.
“Parece sumamente probable que, entre las últimas siete o nueve semanas, Turquía haya devuelto a Siria a varios miles de personas refugiadas. Si el acuerdo sigue adelante según lo previsto, existe un riesgo muy real de que algunas de las personas que la UE devuelva a Turquía corran la misma suerte.”
Niños, niñas y mujeres embarazadas entre las personas devueltas
Uno de los casos desvelados por Amnistía Internacional es el de tres niños devueltos a Siria sin sus progenitores; otro es la devolución de una mujer embarazada de ocho meses.
“La inhumanidad y la magnitud de las devoluciones son francamente espantosas; Turquía debe detenerlas de inmediato”, ha manifestado John Dalhuisen.
Muchas de las personas devueltas a Siria parecen ser refugiados no registrados, aunque Amnistía Internacional ha documentado también casos de personas sirias registradas que han sido devueltas al ser detenidas sin que llevaran encima sus papeles.
Personas refugiadas sirias a las que se niega el registro
La investigación llevada a cabo recientemente por Amnistía Internacional muestra también que las autoridades turcas han reducido el registro de personas refugiadas sirias en las provincias de la frontera sur.
El registro es necesario para acceder a servicios básicos. En Gaziantep, Amnistía Internacional se reunió con el hijo de una mujer que necesitaba cirugía de urgencia para salvar la vida pero a quien le negaron la posibilidad de registrarse y, por tanto, de acceder a dicha cirugía. Finalmente, esta mujer pudo registrarse en otro lugar y recibir el tratamiento que podría salvar su vida.
Según otros refugiados sirios en la provincia fronteriza de Hatay, algunas personas que intentaban registrarse han sido detenidas y devueltas a Siria junto con personas refugiadas a las que se había encontrado sin sus documentos de registro.
Amnistía Internacional habló con una familia de refugiados sirios no registrados en la provincia de Hatay que habían optado por permanecer en su apartamento en lugar de intentar registrarse, por temor a ser devueltos a Siria.
En la actualidad hay unas 200.000 personas desplazadas en una franja de 20 km de la frontera turca. Según afirman tanto los grupos de ayuda humanitaria como los residentes de los campos, las condiciones de los campos cercanos a la frontera son atroces, sin agua potable ni saneamiento. Un residente del campo citó, entre los peligros acechantes, el secuestro a cambio de rescate.
Endurecimiento de las restricciones en las fronteras
El aumento de las medidas de seguridad en la frontera y la falta de medios regulares para cruzar han empujado a la gente a las manos de los traficantes, que exigen al menos 1.000 dólares estadounidenses por persona para introducirlas en Turquía, según los ciudadanos sirios con los que Amnistía Internacional habló a ambos lados de la frontera.
Las políticas fronterizas cada vez más restrictivas representan un cambio radical respecto a las adoptadas previamente por las autoridades turcas durante los cinco años de la crisis siria. Anteriormente, los residentes sirios con pasaporte podían cruzar en los puestos fronterizos regulares, y quienes entraban irregularmente –la gran mayoría– también podían registrarse ante las autoridades turcas.
“En los últimos meses, Turquía ha introducido requisitos de visado para las personas sirias que llegan por vía aérea, ha cerrado su frontera terrestre con Siria para todas las personas menos las que necesitan atención médica de urgencia, y ha disparado contra algunas de las que intentan entrar en el país irregularmente”, ha manifestado John Dalhuisen.
“Ahora, trata de promover la creación de una zona segura irrealizable dentro de Siria. Está claro hacia dónde se dirige todo esto: tras haber presenciado la creación de la Fortaleza Europa, ahora asistimos a la construcción de su copia exacta, la Fortaleza Turquía.”
Testimonios
Una familia siria cuyos hijos fueron devueltos a Siria
Una familia de 24 miembros vivía junta en un único apartamento en Antakya, provincia de Hatay. Según dijeron a Amnistía Internacional, cinco miembros de la familia fueron devueltos a Siria en torno al 20 de febrero de 2016.
M. Z., de 30 años y que llevaba en Turquía desde principios de 2015, había podido registrarse. Su hermano de 20 años, M. A., y el sobrino y dos sobrinas de ambos, de 11, 10 y 9 años, habían llegado a Turquía hacía unos dos meses y no habían podido registrarse porque les habían dicho que era imposible, y que quienes lo intentaban corrían el riesgo de ser devueltos a Siria.
Los dos hermanos llevaban a su sobrino y sus sobrinas al parque a jugar cuando les dieron el alto unos policías que les pidieron sus documentos de identificación. Los policías los llevaron a los cinco a una comisaría cercana.
Z. Z. –otro hermano de M. Z. que vivía con ellos en Antakya– contó a Amnistía Internacional que, tras enterarse de su detención, llevó la tarjeta de registro de M. Z. a la comisaría, pero los agentes se negaron a poner a ninguno de ellos en libertad.
M. Z. contó a Amnistía Internacional por teléfono desde Siria que, tras permanecer detenidos varias horas, los metieron a los cinco en un autobús y los llevaron al paso fronterizo de Cilvegözü / Bab al Hawa, en la provincia de Hatay.
No estaban solos. Según relató M. Z., había un total de siete autobuses, con unas 30 personas cada uno –en su mayoría familias–, lo que supone hasta 210 personas refugiadas sirias. A los autobuses los acompañaron dos vehículos de la policía, y M. Z. dijo a Amnistía Internacional que en su autobús iba un soldado turco armado con un rifle de asalto.
El hermano de M. Z. siguió a los autobuses hasta Bab al Hawa pero, según ha contado, no le permitieron hablar con sus familiares. Cuando, hacia las tres de la madrugada, llegaron a la frontera, fueron entregados al grupo armado Ahrar al Sham. En el lado sirio, M. Z. dijo a un soldado que no tenía dinero para cuidar de los tres niños. El soldado entonces los llevó al campo de refugiados de Atma, en la provincia siria de Idlib.
M. Z. no sabe qué fue de las demás personas que viajaban en los autobuses. Ha descrito las condiciones del campo de Atma como atroces, sin agua corriente ni saneamiento, y con un suministro de alimentos totalmente inadecuado.
Según ha contado, los niños han contraído enfermedades cutáneas y, desde que están en Atma, su sobrino tiene problemas de visión.
Los cinco pueden aún comunicarse con su familia en Antakya por teléfono. La madre de los niños dijo a Amnistía Internacional: “Lloran todo el tiempo; cuando hablan, ni siquiera entiendo lo que dicen”.
En diciembre de 2015, los grupos de ayuda humanitaria informaron de que en el campo de Atma vivían casi 58.000 personas. M. Z. dijo a Amnistía Internacional que, durante el último mes, ha tratado de regresar a Turquía en varias ocasiones.
Su familia en Antakya dijo a Amnistía Internacional que los traficantes les cobran unos 1.000 dólares estadounidenses por hacer cruzar a cada persona, pero M. Z. afirma que sólo tiene unas 500 libras sirias (poco más de dos dólares).
La mayoría de los miembros restantes de la familia, incluidos niños y niñas, están sin registrar y permanecen en su apartamento de Antakya por temor a ser devueltos también a Siria. Dependen de los miembros registrados de la familia para llevar provisiones a la casa.
Dos hombres cuyo hermano, y su esposa embarazada, fueron devueltos a Siria
Los dos hermanos dijeron que, en torno al 3 de marzo de 2016, viajaban en dos automóviles junto con su hermano y la esposa de éste; habían cruzado ese mismo día la frontera entre Turquía y Siria cerca de Yayladağı, en la provincia de Hatay. Cuando se habían adentrado unos 3 km en territorio turco, unos guardias fronterizos turcos dieron el alto al vehículo en el que viajaban su hermano, K. A., y la esposa de éste, B. Q. K. A. telefoneó a sus dos hermanos en el otro automóvil para contarles lo que había sucedido.
Según contaron los dos a Amnistía Internacional, su hermano y su cuñada fueron devueltos a Siria en un furgón, a través del paso fronterizo de Cilvegözü / Bab al Hawa, en la provincia de Hatay, junto con otros siete furgones que transportaban a personas refugiadas sirias. Al parecer, cada furgón transportaba a unas 14 personas, lo que representa unos 112 refugiados sirios. El hermano y su esposa, ahora embarazada de nueve meses, viven en el campo de Atma, al otro lado de la frontera turca.
Un hombre cuya madre necesitaba cirugía de urgencia para salvar la vida
Un hombre sirio contó que a su madre no le habían permitido registrarse en Gaziantep pese a que necesitaba cirugía de urgencia para salvar la vida, y sólo podía acceder a ella si estaba registrada.
Un médico le había dicho que, cada día que pasara sin operarse, la vida de su madre correría peligro. Tras dos semanas de intentar registrarse en Gaziantep, presentando los resultados de numerosas pruebas médicas que demostraban la urgencia de la situación, finalmente se dieron por vencidos y, a cambio, convencieron a las autoridades de que registraran a la madre en Kilis, a unos 60 km de distancia. La madre pudo posteriormente acceder a la atención médica gratuita que necesitaba.
Un sirio de Azaz devuelto ilegalmente sin el debido proceso desde la frontera
El hombre formaba parte de un grupo de unas 60 personas que trataron de entrar irregularmente en Turquía el 20 de febrero de 2016. Según dijo, había sido capturado por guardias de fronteras turcos y detenido en un cuartel militar cerca de Reyhanlı, en la provincia de Hatay.
En su relato a Amnistía Internacional contó que había permanecido detenido cuatro horas, y que otras personas recluidas en el cuartel (entre ellas mujeres, niños y niñas) estuvieron detenidas hasta 24 horas. Según su relato, los guardias de fronteras no les dieron comida ni agua, ni les permitieron usar los retretes.