Katia Samutsevich fue detenida el 16 de marzo de 2012 por representar una “plegaria punk” en una iglesia junto con el grupo punk feminista Pussy Riot. Criticaban al presidente de Rusia Vladimir Putin y a las autoridades de la iglesia ortodoxa rusa que lo apoyaban. Katia fue excarcelada en octubre de 2012.
¿Por qué decidisteis protestar contra Putin de esta manera?
“Pussy Riot es arte político. Si eres artista, no puedes evitar reaccionar ante las tendencias políticas de tu país, especialmente la actitud del gobierno hacia la sociedad civil y la gran brecha que existe entre la sociedad y la élite estatal.”
¿Qué significó para ti todo el activismo que se generó en torno a tu juicio?
“Queríamos protestar contra la iglesia ortodoxa rusa, [y su] patriarca Cirilo; contra Putin y las tendencias sexistas. El apoyo que recibimos llevó a otro nivel este debate que ya existía en la sociedad rusa. No esperábamos que se hablara tanto de ello en todo el mundo, y tan intensamente en Rusia.
Además, las autoridades del Estado no sólo esposan y detienen a personas, también atacan a los medios de comunicación. Hay un flujo constante de información falsa, de absoluta difamación. Es difícil convencer a la gente de que no todo es verdad.”
¿Te ves restringida por las condiciones de tu condena condicional?
“En general, no. Pero me doy cuenta de que a veces me vigilan, de forma muy explícita. En el metro, he visto varias veces a alguien haciendo claramente una grabación de vídeo. También están siguiendo a otras integrantes de Pussy Riot. Parece que las autoridades temen que estemos planeando otra protesta, y por eso nos vigilan. Pero no es una vigilancia profesional. O les falta experiencia, o simplemente nos están enviando un mensaje: ‘Estáis vigiladas’. Esto segura de que mi teléfono está intervenido. Así que, por supuesto, tengo cuidado con lo que digo.”
¿Qué puede enseñar el caso de Pussy Riot a la sociedad rusa?
“Sería bueno que enseñara a la gente a pensar de forma crítica. La gente no está acostumbrada a ver arte político de protesta: no comprende que es un gesto crítico. Se escandaliza y, bajo la influencia de la propaganda oficial, piensa que va contra Rusia y que está realizado por encargo de Occidente. La autoridades de nuestro país harán cualquier cosa para que la gente piense que el arte [de protesta] es vandalismo de algún tipo.
Pero mucha gente se ha dado cuenta de que hay algo mal aquí. Ha visto lo que ha ocurrido, ha leído nuestras entrevistas, ha visto nuestro trabajo. Muchas personas han empezado a interesarse por el arte feminista político. La próxima vez que vean a alguien haciendo algo públicamente o publicando en Internet obras mediáticas, lo reconocerán como arte y no como vandalismo.”
¿Da miedo ser activista de protesta en Rusia?
“Depende del tipo de activista que seas. Nosotras no estamos tan comprometidas. Desde mi punto de vista, estar comprometida es tener información delicada. En ese caso, tendrás una vida corta. La actividad política artística no es tan peligrosa. Lo que nos sucedió a nosotras seguramente ocurrió porque en marzo de ese año iban a celebrarse elecciones presidenciales.”
¿Qué tendencias importantes ves ahora en Rusia?
“Se están reforzando el poder autoritario y las medidas represivas. Y se están aprobando con facilidad y en silencio, sin mayor resistencia, leyes que contravienen la Constitución. También hay tendencias obvias de extrema derecha. Se ha elegido una vía concreta, cercana al neofascismo.
La punta del iceberg son las leyes que prohíben la ‘propaganda de la homosexualidad entre menores’. Es un pasito en el proceso de limitar los derechos. Lo mismo ocurre con la ley de organizaciones no gubernamentales y la ley de alta traición… todas estas leyes raras. Los medios de comunicación masiva se han callado, así que a menudo no se sabe lo que en realidad está ocurriendo.”
Este artículo se publicó por primera vez en la revista Miradas, mayo-junio 2013.
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