En medio de la creciente tensión y de los enfrentamientos violentos durante la actuación policial con refugiados y migrantes en la frontera de Grecia y Macedonia, la policía de fronteras de la ex República Yugoslava de Macedonia debe mostrar contención y cumplir todas las normas internacionales sobre la función policial, ha declarado Amnistía Internacional.
Desde que se levantó la valla fronteriza el sábado pasado, se han repetido los incidentes en los que la policía macedonia ha usado balas de goma, gas lacrimógeno y granadas paralizantes contra las personas refugiadas y migrantes que protestan porque se les impide entrar en el país debido a su nacionalidad.
“Los informes sobre agentes de la policía macedonia que disparan balas de goma contra solicitantes de asilo son muy alarmantes”, afirmó Gauri van Gulik, directora adjunta del Programa Regional para Europa y Asia Central de Amnistía Internacional.
“Instamos a Macedonia a que ponga fin a esta política fronteriza discriminatoria que está alimentando las tensiones. Miles de personas están entre la espalda y la pared, en condiciones terribles y sin posibilidades de pedir asilo.”
Esta mañana, tras los enfrentamientos violentos entre refugiados y migrantes de diferentes nacionalidades dentro del campo situado en el lado griego de la frontera, las personas a quienes se niega el acceso a Macedonia debido a su nacionalidad han bloqueado la entrada a la frontera, impidiendo el paso a todo el mundo. Después de estos enfrentamientos, la ONG humanitaria Médicos Sin Fronteras trasladó su consulta médica fuera del campo.
La frontera está cerrada desde las 6 de la mañana. La policía antidisturbios griega ha intentado posteriormente crear una vía de tránsito segura para los ciudadanos afganos, sirios e iraquíes, apartando a los manifestantes de otras nacionalidades. Aunque la situación es tranquila, a las 3:30 de la tarde la frontera seguía cerrada.
El 18 de noviembre, las autoridades macedonias comenzaron a restringir arbitrariamente el acceso al país en la frontera meridional con Grecia, permitiendo la entrada únicamente a las personas de nacionalidad afgana, siria e iraquí, e impidiendo el paso a las demás, entre los que hay personas procedentes de Irán y Eritrea. Sin embargo, siguen llegando a la frontera miles de refugiados y migrantes con el objetivo de atravesar Macedonia, con la esperanza de pedir asilo en Estados miembros de la UE.
Las tensiones han aumentado desde que el sábado finalizó la construcción de la valla a lo largo de la frontera, donde la policía macedonia utilizó granadas paralizantes después de que los refugiados y migrantes les lanzaran piedras e hirieran a algunos policías.
Las balas de goma pueden causar heridas graves, especialmente si alcanzan la cabeza o la parte superior del torso. Su uso está permitido sólo si se dirigen cuidadosa y exclusivamente a personas que actúan con violencia contra otras personas, y únicamente cuando no se las ha podido parar con otros medios. Nunca deben dispararse contra una multitud ni usarse como medio para dispersar a una multitud.
Se está negando el acceso a los procedimientos de concesión de asilo a miles de personas, que están abandonadas a su suerte en condiciones terribles. Algunas de las que han intentado cruzar la frontera de forma irregular, lejos del paso fronterizo principal, han sido devueltas inmediatamente a Grecia por la policía macedonia.
Pese a algunas mejoras del sistema, siguen existiendo obstáculos para pedir asilo en Grecia. Las condiciones de vida de los solicitantes de asilo continúan suscitando gran preocupación. Las devoluciones inmediatas o expulsiones colectivas de personas refugiadas y migrantes siguen siendo sistemáticas en la frontera terrestre con Turquía.
“Todo el que desee solicitar asilo tiene derecho a hacerlo, sea cual sea su nacionalidad. Todos los países tienen la obligación de tratar a quienes solicitan asilo con dignidad y respeto”, dijo Gauri van Gulik.
“Este es otro ejemplo más del fracaso total de Europa a la hora de abordar la actual crisis de refugiados. Desde Grecia y Turquía, y en los Estados de los Balcanes, la grave situación de las personas refugiadas y migrantes sólo empeorará si los Estados no agarran el toro por los cuernos y dan una respuesta coordinada.”