Al menos 94 personas murieron el domingo 20 de septiembre tras la explosión de varias bombas en las ciudades de Maiduguri y Monguno, en el noreste de Nigeria. Es probable que la cifra real de muertes sea mucho mayor. Basándose en análisis de tendencias y testimonios de testigos presenciales y defensores locales de derechos humanos, Amnistía Internacional cree que detrás de estos atentados está Boko Haram. Estas recientes atrocidades son un trágico recordatorio de que Boko Haram sigue siendo casi a diario una amenaza importante para la vida de los civiles en el noreste de Nigeria y en los países vecinos de Camerún, Chad y Níger.
El análisis de Amnistía Internacional, basado en testimonios de testigos y víctimas e informaciones publicadas en los medios de comunicación indica que los ataques de Boko Haram podrían haberse cobrado la vida de al menos 1.200 civiles desde principios de junio de 2015, lo que eleva el número de muertes a al menos 3.500 civiles solamente en 2015.
Amnistía Internacional insta a los líderes de Boko Haram a que pongan fin inmediatamente a todos los homicidios y a que condenen públicamente el homicidio de civiles por parte de sus integrantes y de cualquier persona que luche en su nombre. Los gobiernos de Nigeria, Camerún, Chad y Níger deben adoptar todas las medidas legales necesarias para garantizar la seguridad y la protección de la población civil. Además, deben hacer que los autores de abusos contra los derechos humanos y de crímenes de derecho internacional respondan ante la justicia.
La nefasta situación de los derechos humanos en el noreste de Nigeria y en los países vecinos reclama la atención y la acción de la comunidad internacional. Amnistía Internacional insta al Consejo de Derechos Humanos de la ONU a que renueve su petición a la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos de que informe periódicamente al Consejo de los abusos y violaciones de derechos humanos cometidos en los países donde actúa Boko Haram.
MÁS DE 94 MUERTOS EN UN DÍA DE ATENTADOS
A las 7:30 del domingo 20 de septiembre, los fieles se reunieron en una mezquita situada cerca de la rotonda del cruce de Ajilari, en la ciudad de Maiduguri, para las oraciones de la tarde. Según testigos presenciales, pocos minutos de que empezaran las oraciones, una bomba hizo explosión dentro de la mezquita. Mohammed Abba (nombre ficticio) rezaba al aire libre, fuera de la mezquita. Dijo a Amnistía Internacional que la explosión causó la muerte de muchas personas en la mezquita y daños en el edificio. Tras la explosión, Abba se marchó del lugar para que lo atendieran por las heridas de metralla que sufrió en un muslo.
Unos minutos después, a unos 100 metros de la mezquita, hizo explosión una segunda bomba delante de los comercios situados en la carretera. Mallam Adamu (nombre ficticio), de 35 años, que vive cerca del cruce de Ajilari, dijo a Amnistía Internacional que se libró por muy poco de ambas explosiones. “Me dirigía a la mezquita y cuando cruzaba la carretera para entrar oí la explosión. Decidí volver a casa. Entonces explotó la segunda bomba. Me volví y vi a un joven y a una mujer en el suelo, junto a la carretera, delante de un minimercado. Tras la segunda explosión empecé a sangrar por el estómago. Me lo sujeté con las manos y corrí de vuelta a casa. Desde allí me llevaron al hospital."
Según informes, dos bombas más explosionaron en la zona del cruce de Ajilari una hora después del primer atentado. Amnistía Internacional no ha podido hablar aún con testigos presenciales para verificar estas explosiones.
Según profesionales de la salud y un defensor de los derechos humanos que visitó los hospitales cercanos, tras estos atentados había al menos 75 cadáveres en las morgues cercanas. Sin embargo, es probable que murieran muchas más personas en las explosiones, pues algunas víctimas no fueron llevadas a hospitales, sino que sus familias las enterraron directamente. A la mañana siguiente, Abubakar Ibrahim (nombre ficticio) fue a buscar a su hermano a la mezquita. “Cuando fui allí, había unos 40 cadáveres. Estaban irreconocibles. La bomba había destrozado las caras. Dentro de la mezquita había muchos cuerpos y algunos fuera. Mi hermano estaba dentro. Lo reconocimos por la ropa." Abubakar enterró a su hermano en el cementerio de Gwange a las 12:30 de la tarde.
Justo dos horas después del primer atentado de Maiduguri, se produjeron dos explosiones en la ciudad de Monguno, a 135 km al noreste. Hacia las 9:30 de la noche explotó una bomba cerca del exterior del mercado de cebollas de Monguno, y 15 minutos después, explotó otra en un comercio de maderas cercano. Babangida Alkali (nombre ficticio), de 18 años, trabajaba en el mercado y acababa de cenar con unos amigos cuando explotó la primera bomba. Dijo a Amnistía Internacional: "Estaba a punto de irme [del mercado], di uno o dos pasos y ocurrió. La explosión se produjo en un puesto de control de la Fuerza Especial Conjunta Civil, a unos 100 metros delante de mí. Noté un impacto en la oreja derecha que me tiró al suelo."
Babangida fue llevado al cuartel militar junto con otros heridos y muertos en el atentado. Audu Bukar (nombre ficticio), vendedor ambulante de 28 años del mercado de cebollas, recibió también un impacto que lo dejó inconsciente después de la primera explosión y fue llevado al cuartel. Ambos hombres contaron a Amnistía Internacional que por la mañana en el cuartel había 18 hombres y niños varones muertos y 30 personas heridas. Los residentes llevaron a los heridos a Maiduguri para que los atendieran y al menos otra persona murió durante el trayecto.
CIENTOS DE PERSONAS MUERTAS EN LOS ÚLTIMOS MESES EN NIGERIA
Desde junio de 2015, Boko Haram ha matado a centenares de personas en atentados con bomba y ataques con armas de fuego. Las comunidades de los estados nigerianos de Borno y Yobe siguen sufriendo la peor parte de la violencia de este grupo. Los combatientes siguen atacando ciudades y pueblos en los que no hay ninguna presencia militar. En los ataques documentados por Amnistía Internacional desde junio de 2015, los hombres de Boko Haram solían rodear a los residentes, disparaban a quienes trataban de huir y ejecutaban a hombres y niños varones. Robaban los suministros que necesitaban e incendiaban viviendas, comercios y mercados.
Uno de los ataques más letales de los últimos meses ocurrió el 2 de julio, cuando los combatientes de Boko Haram mataron a más de 120 civiles en un ataque contra la ciudad de Kukawa, en el estado de Borno. Un testigo presencial contó a Amnistía Internacional que los hombres de Boko Haram ordenaron a los residentes que salieran de sus casas y reunieron a unas 58 personas frente a la casa del jefe del pueblo. Luego les ordenaron que se tumbasen en la calle y los dispararon. También dispararon a otras personas en sus casas o cuando intentaban huir. Antes de irse, el grupo incendió varios edificios.
Amnistía Internacional también ha documentado atentados con bomba en otros lugares del noreste de Nigeria. Se han producido explosiones que han causado la muerte de civiles en las siguientes ciudades nigerianas: Maiduguri (estado de Bono) los días 2, 3 y 22 de junio, 31 de julio y 20 de septiembre; Monguno (estado de Borno) el 20 de septiembre; Damaturu (estado de Yobe) los días 17 y 26 de julio y el 25 de agosto; Potikum (estado de Yobe) el 5 de julio; Jos (estado de Plateau) el 5 de julio; y la ciudad de Gombe (estado de Gombe) los días 16 y 22 de julio. Basándose en 14 entrevistas con testigos presenciales y 15 con defensores de los derechos humanos, Amnistía Internacional cree que en estas explosiones murieron al menos 222 personas.
ATAQUES DE BOKO HARAM EN CAMERÚN
Amnistía Internacional ha documentado también crímenes de derecho internacional y abusos contra los derechos humanos cometidos por Boko Haram en el norte de Camerún. La organización ha documentado ataques de Boko Haram en las ciudades de Amchide, el 15 de octubre de 2014, y Bia, el 17 de abril de 2015. En el ataque contra Amchide murieron al menos 30 civiles, muchos de forma deliberada y por disparos indiscriminados de los hombres de Boko Haram. Boko Haram también destruyó bienes civiles, como una escuela, una iglesia, una mezquita y un centro de salud. Cuando Boko Haram atacó la ciudad de Bia, los combatientes mataron deliberadamente a decenas de civiles e incendiaron metódicamente viviendas, destruyendo al menos 150.
Aunque la frecuencia y la escala de los ataques de Boko Haram en Camerún han disminuido desde su momento de más intensidad, entre octubre de 2014 y marzo de 2015, los atentados suicidas con bomba siguen cobrándose vidas periódicamente en la región camerunesa del Extremo Norte.
El 22 de julio de 2015, al menos 13 civiles murieron y más de 30 resultaron heridos después de que dos mujeres suicidas detonaran sus explosivos casi simultáneamente en el mercado central y en el cercano distrito de Barmare de la ciudad de Maroua. Unos días después, el 25 de julio de 2015, hacia las 8 de la tarde, al menos 20 personas murieron y más de 80 resultaron heridas después de que otra joven suicida detonara sus explosivos en un bar lleno de gente en el distrito popular de Pont Vert de Maroua. Decenas de personas más han perdido la vida en otros atentados suicidas con bomba cometidos en Fotoko y Kerawa.