“En todo el mundo, las defensoras de los derechos humanos son objeto de abusos, intimidación y violencia en un grado sin precedentes”, ha dicho Amnistía Internacional en la presentación de su campaña global Escribe por los Derechos, que intenta dar visibilidad a las valientes mujeres que son acosadas, encarceladas, torturadas o incluso asesinadas por su trabajo por los derechos humanos.
Las mujeres siguen afrontando múltiples formas de discriminación, perseguidas por su género y otras características, así como por su labor por los derechos humanos. Sin embargo, se niegan a guardar silencio y han estado en primera línea de la batalla por los derechos humanos en 2018.
“En el mundo, las mujeres lideran la resistencia. Queremos rendir homenaje al papel de las mujeres que cuestionan el poder, defienden lo que es correcto y lideran la lucha por el cambio”, declaró Kumi Naidoo, secretario general de Amnistía Internacional.
“Su posición de lideresas en sus comunidades contrasta con las enormes dificultades que han superado para llegar hasta allí.
“Este año, Escribe por los Derechos, la campaña global de envío de cartas de Amnistía, defiende a las mujeres que cuestionan leyes perjudiciales, prácticas corruptas, actuaciones policiales violentas y mucho más. Necesitamos más lideresas como ellas en un mundo que se mueve cada vez más hacia el extremismo. Uniéndonos a ellas, podemos ayudar a inclinar la balanza hacia la igualdad, la libertad y la justicia”.
En Escribe por los Derechos 2018, los y las simpatizantes de Amnistía Internacional muestran su solidaridad con defensoras de los derechos humanos de Brasil, Egipto, India, Irán, Kenia, Kirguistán, Marruecos, Sudáfrica, Ucrania y Venezuela.
Entre los casos figuran llamamientos para que se haga justicia a Marielle Franco, activista de derechos humanos y concejala elegida de Brasil que murió tiroteada en su auto hace ocho meses; Atena Daemi, activista iraní que cumple una pena de siete años de prisión por hablar contra la pena de muerte; y Nonhle Mbuthuma, de Sudáfrica, que recibe amenazas de muerte por denunciar a una empresa minera que quiere extraer titanio de sus tierras ancestrales.
“Queremos apoyar a estas mujeres y a sus familias para que superen los riesgos y dificultades que afrontan por defender los derechos humanos. Queremos un mundo en el que todas las mujeres puedan alzar la voz y denunciar la injusticia sin miedo, y en el que no sean atacadas por ser quienes son”, dijo Kumi Naidoo. “Es hora de unirnos, exigir justicia y mostrar nuestro apoyo. Si unimos nuestras fuerzas, podemos conseguir que se obre el cambio”.
Cada año, simpatizantes de todo el planeta escriben millones de cartas en favor de personas cuyos derechos humanos fundamentales han sido atacados. Además de enviar mensajes de solidaridad, los y las simpatizantes de Amnistía Internacional pueden escribir a personas que están en el poder y pedirles que protejan a las defensoras de los derechos humanos.
La primera campaña Escribe por los Derechos de Amnistía Internacional se organizó hace 16 años. Desde entonces, los y las activistas han emprendido millones de acciones en todo el mundo. Cada año, esas acciones dan lugar a cambios reales: hay personas indebidamente encarceladas que quedan libres, personas que cometen actos de tortura y comparecen ante la justicia, y personas encarceladas que reciben un trato más humano.
Recibir una carta también da esperanza a quienes están en los momentos de mayor desesperación. El año pasado, los mensajes que recibió Shackelia Jackson en Jamaica significaron muchísimo. Shackelia sigue pidiendo justicia para su hermano Nakiea, muerto sin motivo alguno a manos de la policía. Esta tragedia la llevó a convertirse en una lideresa de la batalla contra los homicidios ilegítimos cometidos por la policía en Jamaica.
“Escribir una carta a alguien puede parecer un acto de bondad pequeño y simple, pero su efecto puede ser enorme”, dijo Shackelia.
“Las cartas me recordaron la importancia de mi trabajo y mostraron a mi familia y a mi comunidad que no estamos solas; ha convertido nuestra lucha personal por la justicia en una lucha global. Y la enorme cantidad de cartas recibidas también mostrarán a nuestro gobierno que personas de todo el mundo están vigilándolo y esperando que se haga justicia”.
Amnistía Internacional pide a la gente que muestre su apoyo a personas, grupos y comunidades en todo el mundo que reclaman sus derechos. Este año, los y las simpatizantes de Amnistía mostrarán su solidaridad a las siguientes mujeres:
Marielle Franco, Brasil
Marielle Franco luchaba con valentía en Río de Janeiro por una ciudad más justa. Defendía a las mujeres negras, la población LGTBI y la gente joven, y condenaba los homicidios ilegítimos cometidos por la policía. Había que hacerla callar, por eso la mataron a tiros en su automóvil. Es un suceso que se repite en Brasil, país en el que al menos 70 defensores y defensoras fueron asesinados en 2017.
Amal Fathy, Egipto
Amal publicó un vídeo en Internet en el que hablaba de su experiencia de acoso sexual y criticaba a las autoridades egipcias por ignorar los derechos de las mujeres. Ahora está condenada a dos años de prisión por “difusión de noticias falsas” y aún pesan contra ella más cargos.
Pavitri Manjhi, India
Pavitri pertenece a una comunidad indígena adivasi a la que están obligando a vender sus tierras para dejar sitio a dos plantas eléctricas. Como líder de su poblado, ha ayudado a la gente a presentar más de un centenar de denuncias formales contra las empresas implicadas. Ahora está recibiendo amenazas de “caciques” locales, que intentan obligarla a retirar las denuncias.
Pueblo indígena sengwer, Kenia
El pueblo sengwer de Kenia tiene, desde hace siglos, profundos lazos con el bello y extenso bosque de Embobut. Sin embargo, el gobierno keniano está desalojando violentamente de él a esa comunidad indígena de apicultores y pastores. Los guardas forestales han quemado viviendas y expulsado a miles de personas de sus tierras ancestrales, pero la comunidad sengwer está decidida a resistir.
Atena Daemi, Irán
Atena soñaba con el fin de la pena de muerte en Irán. Subió publicaciones en Facebook, Twitter e Instagram, repartió folletos y participó en manifestaciones pacíficas. Estos actos se usaron como “pruebas” para condenarla a siete años de cárcel. Su juicio duró sólo 15 minutos, y en prisión ha sufrido actos de violencia y un trato degradante.
Gulzar Duishenova, Kirguistán
En 2002, Gulzar perdió la movilidad en las piernas tras sufrir un accidente de automóvil. La misión de su vida ha pasado a ser conseguir que las personas con discapacidad puedan vivir con dignidad y circular libremente. Pero es discriminada a diario en una sociedad en la que, supuestamente, las mujeres no deben alzar la voz y las personas con discapacidad son consideradas “inválidas”.
Nawal Benaissa, Marruecos
Nawal habla abiertamente para mejorar la situación de quienes viven en su región, donde muchas personas se sienten olvidadas por el gobierno. Ha participado en actos pacíficos de protesta y ha hecho campaña en las redes sociales para pedir justicia social y mejores servicios sociales de atención sanitaria. Sin embargo, las autoridades marroquíes la han hostigado, y le han impuesto una condena condicional de 10 meses por “incitación a cometer delitos”.
Nonhle Mbuthuma, Sudáfrica
Nonhle lidera la lucha de su comunidad contra una empresa minera que quiere extraer titanio de sus tierras ancestrales. Está sufriendo actos de hostigamiento y amenazas, y ha sobrevivido incluso a un intento de homicidio. Alguien está intentando silenciarla, pero no se dará por vencida: “Si arrebatas mi tierra, arrebatas mi identidad”.
Vitalina Koval, Ucrania
Vitalina trabaja con ahínco para defender a la población LGTBI de Uzhgorod, su ciudad. Sin embargo, el Día Internacional de la Mujer de 2018, fue agredida violentamente por haber organizado una manifestación pacífica. Dicha agresión forma parte de una oleada generalizada de intimidación a manos de grupos contrarios a los derechos en Ucrania. Ni Vitalina ni los demás defensores y defensoras de los derechos humanos van a ceder al miedo, así que, apoyémosles.
Geraldine Chacón, Venezuela
Geraldine ha soñado siempre con defender a otras personas y, por eso, ayuda a empoderar a jóvenes de su ciudad natal para que puedan reclamar sus derechos. Las autoridades la persiguen sólo por intentar hacer de su país un lugar mejor. La encarcelaron durante cuatro meses y le prohibieron salir del país sólo por defender los derechos humanos. La causa judicial en su contra sigue abierta y podría ser detenida en cualquier momento sin previo aviso.