Casi todos los días desde 1998, el año en que la ONU aprobó una declaración por la que se comprometía a proteger a los defensores y defensoras de los derechos humanos, alguna persona ha sido asesinada o sometida a desaparición forzada simplemente por defender los derechos humanos.
Profesionales del derecho, periodistas, ecologistas, docentes y muchas otras personas que alzan la voz en protesta por violaciones de derechos humanos son a menudo atacadas por gente con poderosos intereses a quienes no les gusta que se interpongan en su camino.
Tras estos ataques, que desde hace muchos años van en aumento a nivel mundial, puede parecer casi imposible que familiares y amistades consigan justicia, y son muchos los casos que siguen sin resolver años después.
Cuando esto ocurre, el efecto en el conjunto de la sociedad es tremendo. Imagina que perteneces a un grupo marginado y te enteras de que no sólo acaban de matar a una persona valiente que defendía tus derechos, sino que sus asesinos probablemente van a quedar impunes.
Por eso es tan importante que no dejemos a los Estados esconder estas agresiones bajo la alfombra.
Para celebrar el Día de los Derechos Humanos de 2017, Amnistía Internacional expresa su apoyo hacia los defensores y defensoras de los derechos humanos y sus familias y llama la atención sobre cinco muertes sin resolver:
MUNIR SAID THALIB
¿Qué ocurrió? El 7 de septiembre de 2004, Munir Said Thalib, abogado de derechos humanos indonesio, embarcó en un avión en Yakarta con destino a Países Bajos. Jamás llegó a Ámsterdam. Durante el vuelo le suministraron una dosis letal de arsénico que lo mató antes de aterrizar.
¿Por qué? Munir era uno de los defensores de los derechos humanos más conocidos de Indonesia. Había hecho campaña en favor de personas sometidas a desaparición forzada y había ayudado a descubrir pruebas de violaciones de los derechos humanos cometidas por las fuerzas de seguridad indonesias. La labor de Munir lo ponía en constante peligro, y él sabía que arriesgaba la vida. Justo un año antes de su muerte había estallado una bomba en el exterior de su casa.
¿Se ha hecho justicia? NO
Aunque hay tres personas condenadas por su participación en la muerte de Munir, los responsables de planificar su asesinato aún no han sido llevados ante la justicia. Tras su muerte, su esposa Suciwati siguió recibiendo amenazas, como un paquete que contenía la cabeza de un pollo y una nota advirtiéndole de que no implicara al ejército en las investigaciones.
NATALIA ESTEMIROVA
¿Qué ocurrió? La mañana del 15 de julio de 2009, la defensora de los derechos humanos y periodista Natalia Estemirova salió de su apartamento en Grozny, la capital de la república de Chechenia, en el sur de Rusa, para ir a trabajar. Cuando se dirigía hacia la parada de autobús, unos hombres armados sin identificar la arrastraron al interior de un vehículo y se la llevaron. Su cadáver fue hallado en una cuneta, con heridas de bala en el pecho y la cabeza.
¿Por qué? Natalia era una de las principales defensoras de los derechos humanos de Rusia. Había documentado graves violaciones de derechos humanos perpetradas en el segundo conflicto checheno, como torturas, ejecuciones extrajudiciales y desapariciones forzadas. Para llevar a cabo esta labor se había enfrentado a constantes amenazas e intimidaciones de las autoridades chechenas.
¿Se ha hecho justicia? NO
Las autoridades federales abrieron una investigación, y hubo promesas al más alto nivel —por parte del entonces presidente, Dmitry Medvedev— de que el asesinato se resolvería. Sin embargo, más de ocho años después, no hay ningún avance en la investigación que permita averiguar quién mató a Natalia Estemirova. Tampoco se ha abordado la posible implicación de las autoridades en su muerte, cuyos autores siguen en libertad.
HANDE KADER
¿Qué ocurrió? El 12 de agosto de 2016 fue hallado en Estambul el cadáver de la joven Hande Kader, activista transgénero que había desaparecido días antes. Había sido violada, mutilada y quemada. Hande era trabajadora sexual y la última vez que se la vio estaba subiendo a un automóvil, al parecer con un cliente.
¿Por qué? En Turquía, al igual que en otros muchos países, la discriminación y la marginación asociadas al trabajo sexual convierte en blanco de ataques a las personas que realizan labores de activismo en favor de los derechos de los trabajadores y las trabajadoras sexuales. Esta discriminación se multiplica cuando se trata de trabajadores o trabajadoras sexuales que son transexuales.
Turquía tiene uno de los índices de asesinato de personas transexuales más altos de Europa. Hande destacaba especialmente. En 2015 la habían fotografiado, sollozando pero en actitud desafiante, frente a los agentes de policía que arrojaban gas lacrimógeno y proyectiles de gas pimienta para dispersar la marcha del Orgullo LGBTIQ de Estambul.
¿Se ha hecho justicia? NO
Más de un año después de la muerte de Hande, nadie ha sido procesado. Mientras, la situación de lesbianas, gays, bisexuales, personas transgénero, intersexuales y queer (LGBTIQ) en Turquía sigue deteriorándose. En 2017 volvió a prohibirse la celebración de la marcha del Orgullo de Estambul.
XULHAZ MANNAN
¿Qué ocurrió? En abril de 2016, unos hombres armados con machetes irrumpieron en el apartamento de Dacca de Xulhaz Mannan, conocido activista sobre temas LGBTIQ en Bangladesh y lo mataron a él y a un compañero.
¿Por qué? Xulhaz fue fundador de la única revista de Bangladesh dedicada a temas LGBTIQ, un atrevido proyecto en un país donde las relaciones sexuales entre personas del mismo sexo son ilegales. Se cree que sus agresores pertenecían a Ansar al Islam, el mismo grupo extremista responsable de infinidad de agresiones semejantes contra personas que promueven el ateísmo, el feminismo, la ciencia y otros asuntos seculares en sus blogs.
¿Se ha hecho justicia? NO
Más de un año después de la agresión, y a pesar de las pruebas que incluyen declaraciones de testigos presenciales e imágenes de cámaras de videovigilancia, ninguna persona ha sido acusada de cometer los asesinatos. Además de esta lentitud en la respuesta policial, el gobierno ha atribuido la culpa a las víctimas. Poco después del asesinato de Xulhaz, un ministro del gobierno declaró que los movimientos que promueven el “sexo contra natura” no están permitidos en la sociedad bangladeshí.
La reticencia o la falta de voluntad para buscar y acusar a los asesinos de Xulhaz transmite un mensaje demoledor a los activistas LGBTIQ y a otras personas que con su labor cuestionan las estructuras sociales, las prácticas dañinas y los estereotipos de género, y fomenta que se produzcan nuevos ataques contra ellas.
SIKHOSIPHI “BAZOOKA” RHADEBE
¿Qué ocurrió? En 2016, Sikhosiphi Rhadebe, ecologista y defensor de los derechos humanos sudafricano conocido como “Bazooka”, supo que estaba en el primer puesto de una “lista negra”. Horas después, dos hombres que habían llegado a su casa afirmando que eran policías le disparaban ocho veces en la cabeza.
¿Por qué? “Bazooka” llevaba decenios luchando contra el proyecto de una empresa australiana de abrir una mina de extracción de titanio en tierras comunales. Era presidente de una organización denominada Comité de Crisis Amadiba, que sostenía que el proyecto destruiría el medio ambiente, contaminaría el agua potable y desalojaría a cientos de personas de sus tierras ancestrales.
¿Se ha hecho justicia? NO
Hasta ahora, nadie ha respondido ante la justicia por la muerte de “Bazooka”, lo que aumenta el peligro para otras personas que realizan tareas de activismo contra la mina. Nonhle Mbuthuma, uno de sus compañeros, afirmó que la impunidad del homicidio de
“Bazooka” había perpetuado un círculo vicioso de temor y violencia, y añadió: “se ataca a las personas que podrían desacreditar al gobierno […] y se socava su trabajo”.
Por ese motivo Amnistía Internacional hace campaña para asegurar que se hace justicia en estos casos y en muchos otros más. Conseguir que los responsables sean puestos en manos de la justicia es algo que le debemos a todas estas valientes personas cuya lucha en favor de los derechos humanos les costó la vida.