Como táctica para acosar a activistas, las autoridades egipcias están utilizando cada vez más medidas arbitrarias y excesivas para conceder la libertad condicional. Así lo ha manifestado Amnistía Internacional hoy. En algunos casos se han impuesto condiciones extremas, con las que los activistas excarcelados se han visto obligados a pasar hasta 12 horas al día en una comisaría de policía.
La libertad condicional bajo vigilancia policial en Egipto exige que los presos y detenidos liberados pasen un determinado número de horas al día o a la semana en una comisaría. Este tipo de libertad se usa como alternativa a la detención en espera de juicio, o puede imponerse como pena complementaria a una condena de prisión.
Amnistía Internacional ha documentado al menos 13 casos en los que se han impuesto a activistas medidas excesivas o arbitrarias de libertad condicional. En algunos casos, esas medidas preparaban el camino para detener a los activistas por segunda vez.
“Las autoridades egipcias están castigando a los activistas imponiéndoles condiciones de libertad condicional excesivas y, en algunos casos, ridículas que conculcan sus derechos fundamentales, y en algunos casos constituyen privación de libertad. Muchas de estas personas han sido acusadas o condenadas por su activismo pacífico, y no deberían haber sido encarceladas, para empezar”, ha manifestado Najia Bounaim, directora adjunta de Campañas de la Oficina Regional de Amnistía Internacional en Túnez capital.
“Los abusos en la concesión de la libertad condicional se han convertido en la última herramienta a disposición de las autoridades para sofocar la disidencia. Es imperativo que las autoridades egipcias levanten todas las medidas arbitrarias relativas a la libertad condicional y ordenen la liberación inmediata e incondicional de los activistas que hayan sido detenidos o encarcelados exclusivamente por ejercer su derecho a la libertad de expresión o de reunión pacífica.”
Los periodos de libertad condicional los ordenan los jueces al dictar la condena, pero normalmente dejan a discreción de la policía, sin supervisión de ningún tipo, la determinación de las horas que cada individuo debe pasar bajo vigilancia condicional como parte de la pena.
En lugar de requerir que los ex presos y ex detenidos se presenten en comisaría, firmen y se marchen, la policía egipcia termina deteniendo a activistas condenados a libertad condicional durante periodos de hasta 12 horas al día en las comisarías. Durante ese tiempo, no les permiten salir de la comisaría, recibir visitas o comunicarse con ninguna persona aparte de los policías.
Los activistas Ahmed Maher y Mohamed Adel, excarcelados después de permanecer tres años en prisión por una protesta no autorizada, se ven obligados a pasar 12 horas al día en comisarías de policía como parte de la condena impuesta por un tribunal egipcio en diciembre de 2013. A causa de estas medidas, no pueden trabajar, viajar, estudiar o expresar libremente sus opiniones.
En al menos cuatro casos documentados por Amnistía Internacional, los activistas bajo libertad condicional fueron detenidos por segunda vez, a pesar de que no habían violado las condiciones de su libertad.
Según la ley egipcia (Ley número 99 de 1945), las personas en libertad condicional bajo vigilancia policial deben pasar las horas de libertad condicional que les sean asignadas en su domicilio, de manera que se encuentren en él si hay una visita repentina de los policías responsables de vigilar su libertad. Sin embargo, la Ley de Libertad Condicional otorga a la policía una amplia autoridad para obligar a las personas a pasar ese tiempo en comisaría si la policía considera que resulta difícil vigilar a la persona en cuestión en su domicilio.
La ley castiga además a quienes violan las normas de la libertad condicional con un año de prisión, sin especificar qué constituye exactamente una violación de dichas normas de la libertad condicional. Las normas internacionales disponen que las autoridades deben explicar, verbalmente o por escrito, las condiciones que rigen las medidas no privativas de libertad a las personas que son objeto de ellas, lo cual incluye explicarles sus obligaciones y sus derechos.
Los amplios poderes y la discrecionalidad sin trabas otorgados a la policía han convertido en la práctica, en algunos casos, la libertad condicional en detención, con lo que han socavado el propósito de la libertad condicional como medida no privativa de libertad.
Las medidas de libertad condicional también facilitan las violaciones de derechos humanos –como la detención arbitraria, los malos tratos y las restricciones arbitrarias del derecho a la libertad de circulación y la libertad de expresión– cometidas contra activistas que han sido blanco de ataques como parte de la represión gubernamental de la disidencia. También interfieren en el disfrute de otros derechos humanos, como el derecho al trabajo, a la educación y a un nivel de vida adecuado.
“Las medidas excesivas y punitivas de concesión de la libertad condicional son poco más que otra forma de detención disfrazada. Han imposibilitado a algunos activistas el ejercicio de su derecho a la libertad de expresión, reunión y circulación, incluso después de haber terminado de cumplir su condena. Es simplemente otro medio del sistema de justicia penal de Egipto para silenciar e intimidar a quienes critican al gobierno”, ha manifestado Najia Bounaim.
Según la ley egipcia, las medidas de libertad condicional pueden aplicarse en relación con una amplia diversidad de delitos, y la legislación incluye disposiciones que penalizan el derecho a la libertad de reunión pacífica y a la libertad de expresión. Por ejemplo, los acusados declarados culpables en virtud del artículo 375 bis del Código Penal, que tipifica unos delitos vagamente definidos, como "aterrorizar a la población" o "dañar la seguridad pública", deben cumplir entre uno y cinco años de prisión, y el mismo tiempo de libertad condicional tras la excarcelación.
Los fiscales a veces ordenan la libertad condicional para dejar libres a personas antes de su juicio. En este caso, la orden de libertad condicional determina el número de horas y días que el detenido liberado debe pasar bajo vigilancia policial. La autoridad responsable de la detención tiene derecho a dar por terminada la libertad condicional y volver a detener al acusado si se violan las condiciones y normas de la libertad condicional.
No obstante, la ley no especifica en qué consisten esas violaciones de las normas. La policía ha explotado esta vaguedad para justificar el volver a detener a activistas por no presentarse ante el agente responsable de vigilar su libertad condicional durante las horas establecidas. La ambigüedad de las condiciones obliga además a los activistas en libertad condicional a mantenerse en guardia en todo momento, y los desanima de participar en la vida pública y en actividades políticas.