Ante el anuncio de la condena a muerte de Dylann Roof tras ser declarado culpable del homicidio de nueve personas en la iglesia episcopal metodista africana de Emanuel, Margaret Huang, directora ejecutiva de Amnistía Internacional Estados Unidos, ha emitido la siguiente declaración:
“En el curso del juicio y de la imposición de condena de Dylann Roof hemos visto el terrible sufrimiento que causó y la repugnante animadversión racista que motivó sus actos. Sin embargo, condenarlo a muerte no es hacer justicia. La pena de muerte es un castigo ineficaz que despoja a todas las personas de sus derechos humanos, e incorpora a su vez el racismo en el sistema de justicia penal. No curará las profundas heridas raciales que siguen sembrando la violencia en nuestra nación.”
Desde hace más de dos décadas, las condenas a muerte y ejecuciones han disminuido constantemente en Estados Unidos porque es un castigo caro, ineficaz e injusto. En 2015 se llevó a cabo el menor número de ejecuciones desde que se reinstauró la pena capital en 1976. La condena de hoy es un paso en la dirección errónea, que se aleja de los derechos humanos y de la auténtica justicia.
Amnistía Internacional Estados Unidos se opone en todos los casos sin excepción a la pena de muerte por considerarla la forma más extrema de pena cruel, inhumana y degradante. En la actualidad, 140 países han abolido la pena de muerte en la ley o en la práctica. Estados Unidos fue uno de los sólo nueve países del mundo que llevaron a cabo ejecuciones todos los años entre 2009 y 2013.