Al negar su traslado a un hospital, las autoridades iraníes ponen en peligro la vida de un activista en estado crítico

Las autoridades iraníes deben trasladar de inmediato a Arash Sadeghi, defensor de los derechos humanos encarcelado que ayer terminó su huelga de hambre, al hospital, para que pueda recibir la atención médica especializada y urgente que necesita. Así lo ha manifestado hoy Amnistía Internacional.
Arash Sadeghi se puso en huelga de hambre en octubre de 2016 en protesta por el encarcelamiento de su esposa, la escritora y defensora de los derechos humanos Golrokh Ebrahimi Iraee, encarcelada por escribir una historia de ficción sobre la lapidación. A raíz de la indignación mundial, finalmente fue puesta en libertad ayer con un permiso temporal.
Estaba previsto que Arash Sadeghi fuera trasladado anoche desde la Prisión de Evin, en Teherán, a un hospital. Sin embargo, fuentes fidedignas y bien informadas han dicho a Amnistía Internacional que las autoridades de la prisión se han negado a trasladarlo.
“La demora en trasladar a Arash Sadeghi a un hospital es cruel, inhumana y degradante. Su estado es crítico, y debe recibir sin demora el tratamiento especializado y urgente que podría salvarle la vida. Al no autorizar su traslado al hospital, las autoridades iraníes están jugando cruelmente con su vida e incumpliendo su obligación, contraída en virtud del derecho internacional, de proporcionarle acceso a atención médica adecuada”, ha manifestado Philip Luther, director de Investigación y Trabajo de Incidencia de Amnistía Internacional para Oriente Medio y el Norte de África.
Arash Sadeghi sufre múltiples síntomas y problemas de salud, entre ellos inflamación e infección severa de los pulmones, bajadas severas de la presión sanguínea, arritmias, dificultades para respirar, náuseas y vómitos de sangre. Durante su huelga de hambre perdió más de 20 kilos. Los médicos han expresado preocupación por el daño renal a largo plazo, y calculan que aproximadamente el 70% del riñón derecho y el 20% del izquierdo no le están funcionando.
Esta mañana temprano fue trasladado al hospital penitenciario tras empezar a vomitar sangre y a sufrir una fuerte tos, náuseas y dolor abdominal. Allí le administraron medicación contra las náuseas, analgésicos y fluidos intravenosos antes de devolverlo a su celda.
Los hospitales penitenciarios de Irán sólo ofrecen servicios médicos muy básicos, como medición de la presión sanguínea, administración de inyecciones y de fluidos intravenosos y prescripción de medicación. Los presos como Arash Sadeghi, con enfermedades graves, deben ser trasladados a centros médicos fuera de la prisión para recibir tratamiento.
“El trato que las autoridades iraníes han dado a Arash Sadeghi ha sido absolutamente deplorable Primero lo encarcelaron injustamente, luego ignoraron su protesta legítima contra el encarcelamiento injusto –durante semanas– de su esposa, y ahora le niegan la atención médica urgente. Deben dejar de poner en peligro su salud y su vida y ordenar su traslado inmediato a un hospital, en espera de su libertad incondicional”, ha manifestado Philip Luther.