Crimea: La finalidad de la prohibición de la asamblea tártara de Crimea, sofocar la disidencia

La decisión de hoy de suspender el Mejlis, órgano de representación de la población de etnia tártara de Crimea, echa por tierra uno de los pocos derechos que aún posee una minoría que Rusia debe proteger, en lugar de perseguir. Así lo ha manifestado Amnistía Internacional.
La decisión —anunciada por la fiscal de facto de Crimea, Natalia Poklonskaya— señala una nueva oleada de represión contra la población tártara de Crimea. El anuncio se ha realizado tras los crecientes ataques al derecho a la libertad de reunión, asociación y expresión que se han producido desde que Rusia se anexionó Crimea, arrebatándosela a Ucrania, hace dos años.
“Cualquier persona que haya estado relacionada con el Mejlis podría ahora enfrentarse a graves cargos de extremismo a consecuencia de esta prohibición, cuya finalidad es sofocar las pocas voces disidentes que aún existen en Crimea”, ha manifestado Denis Krivosheev, director adjunto de Amnistía Internacional para Europa y Asia Central. “La decisión de suspender el Mejlis del Pueblo Tártaro de Crimea y prohibir todas sus actividades en virtud de la legislación rusa contra el extremismo es una medida repugnantemente punitiva que niega a los miembros de la comunidad tártara de Crimea el derecho a la libertad de asociación.”
Las autoridades de facto han incrementado sus ataques contra las personas que se oponen a la anexión de Crimea o que son sospechosas de haber sido favorables a Ucrania en los días previos y subsiguientes a la toma formal de control por parte de Rusia, el 18 de marzo de 2014. La mayoría de los críticos más destacados han abandonado la península, entre ellos dos líderes tártaros de Crimea a quienes se ha prohibido regresar. Anteriormente, la fiscal de facto de Crimea había pedido al Tribunal Supremo de Crimea que suspendiera el Mejlis por considerarlo una organización extremista. Un elemento fundamental de los argumentos de la fiscal a favor de la prohibición solicitada son las declaraciones realizadas por el líder del Mejlis en el exilio, Refat Chubarov, que se niega a reconocer la legalidad de la anexión rusa de Crimea y pide un bloqueo económico y energético de la península desde el territorio continental de Ucrania.
“La suspensión del Mejlis hace que la suerte de los miembros de la comunidad tártara de Crimea que han permanecido en la península sea aún más sombría, ya que ahora corren un peligro aún mayor de sufrir intimidación, acoso y procesamiento penal”, ha manifestado Denis Krivosheev.
La población de etnia tártara ha soportado la carga de la represión rusa en la región.
El 3 de marzo de 2014, Reshat Ametov fue secuestrado por paramilitares prorrusos, y su cadáver mutilado fue hallado 12 días después.
Desde entonces, Amnistía Internacional ha documentado la presunta desaparición forzada de al menos seis tártaros de Crimea en la península.
Aunque las autoridades de facto han garantizado a las familias que las desapariciones se investigarían de manera efectiva, no ha habido señales de ninguna indagación real.
“Por desgracia, la decisión anunciada hoy de suspender el Mejlis es sólo la más reciente de una larga lista de represalias contra la comunidad tártara de Crimea”, ha manifestado Denis Krivosheev.
“El derecho del Mejlis a seguir existiendo y representar a la comunidad debe reinstaurarse, y los derechos a la libertad de asociación y expresión deben respetarse íntegramente en Crimea.”
Desde el final de la década de 1980, la población tártara de Crimea inició el meticuloso proceso de volverse a establecer en la península, cuatro décadas después de que toda su población hubiera sido expulsada a zonas remotas de lo que entonces era la Unión Soviética.