El atentado con granadas perpetrado contra las oficinas de ARY TV en Islamabad representa un ataque más a la libertad de expresión en Pakistán, que pone de relieve el creciente peligro que corren los profesionales de los medios de comunicación en el curso de su trabajo, ha manifestado Amnistía Internacional hoy.
El miércoles a última hora, dos personas montadas en una motocicleta lanzaron una granada y, según la información disponible, efectuaron disparos contra las oficinas de ARY TV. Una persona que realizaba labores de edición de vídeo en la cadena resultó herida por la metralla de la explosión.
Este atentado es la última muestra de una lamentable serie de ataques dirigidos sin ningún disimulo contra los profesionales de los medios de comunicación de Pakistán por hacer su trabajo.
Champa Patel, directora de la Oficina Regional para el Sur de Asia de Amnistía Internacional
“Este atentado es la última muestra de una lamentable serie de ataques dirigidos sin ningún disimulo contra los profesionales de los medios de comunicación de Pakistán por hacer su trabajo”, ha señalado Champa Patel, directora de la Oficina Regional para el Sur de Asia de Amnistía Internacional.
En unas octavillas arrojadas en el lugar del atentado se afirma que es obra del Estado Islámico Provincia de Jurasán, organización afiliada al grupo armado que se da en llamar Estado Islámico, y que se ha perpetrado como represalia contra ARY TV por informar sobre ofensivas militares paquistaníes.
“Los profesionales de los medios de comunicación paquistaníes pueden añadir ahora los atentados con explosivos contra sus oficinas a su lista de riesgos laborales, que incluye ya el secuestro, la detención arbitraria, la intimidación, el homicidio y el hostigamiento de agentes estatales y no estatales”, ha añadido Champa Patel.
“Estos atentados tienen por objeto intimidar y censurar a la prensa en su conjunto, reprimiendo la libertad de expresión.”
En los dos últimos meses, el Estado Islámico Provincia de Jurasán se ha responsabilizado de atentados contra las oficinas de Dunya TV en Faisalabad, en noviembre de 2015, y de Din News en Lahore, en diciembre de 2015. En total, en 2015 murieron al menos dos profesionales de los medios de comunicación y resultaron heridos otros seis en ataques perpetrados contra ellos debido a su trabajo.
Los periodistas y demás profesionales de los medios de comunicación sufren también hostigamiento e intimidación por parte de agentes del Estado en Pakistán.
El atentado contra las oficinas de ARY se ha producido un día después de que la policía paramilitar de Pakistán irrumpiera en el domicilio de un periodista del New York Times en Islamabad y efectuara un registro sin orden judicial . El gobierno explicó que se había irrumpido en la vivienda de Salman Masood en el marco de una operación más general de registros efectuada en la zona, pero posteriormente se ha sabido que sólo se han registrado un par de casas más allí.
El ministro del Interior ordenó ese mismo día abrir una investigación sobre la operación de registro. Pero, aun así, el incidente no sólo supuso una violación del derecho del periodista a la privacidad, sino que cabría también considerarlo como una táctica de intimidación dirigida contra él por su trabajo, gran parte del cual ha consistido en escribir sobre las actuales políticas del gobierno y el ejército.
Amnistía Internacional insta a las autoridades a que lleven a cabo con prontitud una investigación exhaustiva y transparente sobre este atentado y otros ataques contra periodistas y otros profesionales de los medios de comunicación y hagan rendir cuentas a los responsables. Las autoridades deben también prestar a los periodistas y demás profesionales de los medios de comunicación, así como a sus familiares, protección adecuada contra las amenazas y ataques dirigidos contra ellos por su trabajo legítimo, a la vez que garantizan su independencia.