Hace un par de semanas, el 13 de febrero, amanecimos con la buena noticia de que Fiyi había engrosado la lista de los países que han abolido la pena de muerte para todos los delitos. Ya son 99 los países que han eliminado por completo de su legislación la máxima expresión de pena cruel e inhumana: la mitad exacta de los Estados del mundo.
El hito histórico de los 100 países sin pena de muerte está ya al alcance de la mano. Los Parlamentos de Surinam y Madagascar han aprobado recientemente sendas leyes para abolir las ejecuciones; sólo falta que los presidentes de los respectivos países firmen su entrada en vigor, aunque aún está por ver quién llega primero.
La noticia sobre Fiyi significa que la meta de la abolición absoluta de la pena de muerte está más cerca que nunca. Da un nuevo impulso a una tendencia que se ha evidenciado durante décadas: el mundo está relegando la pena capital a los libros de historia. Esperamos que Madagascar o Surinam aprovechen la ocasión de convertirse cuanto antes en el número 100 de la lista de países sin pena de muerte; está en marcha una carrera en toda regla por hacer historia.
Fiyi llevó a cabo la última ejecución en 1964, Madagascar en 1958 y Surinam en 1982.Es de esperar que la abolición de la pena de muerte en Fiyi sirva de estímulo a otros Estados de la región de Asia y Oceanía para avanzar en la misma dirección. Nauru y Tonga, aunque mantienen la pena de muerte en su legislación, son abolicionistas en la práctica: no llevan a cabo ejecuciones desde hace más de 10 años y tienen la política declarada de no hacerlo. Papúa Nueva Guinea, también abolicionista en la práctica, es el único país de la región de Asia y Oceanía que está contemplando actualmente la posibilidad de llevar a cabo ejecuciones. La última ejecución en el país se llevó a cabo en 1950.
En la región de América, Surinam y Guyana son los únicos países de América del Sur que mantienen la pena de muerte para delitos comunes. La abolición por parte de Surinam elevaría a 16 el número de países de América que han abolido la pena de muerte para todos los delitos, y dejaría a Guyana como único país retencionista de América del Sur.
En el África subsahariana, 16 países han abolido la pena de muerte y los avances en la región han sido rápidos. La Asamblea Nacional de Madagascar votó a favor de una ley destinada a abolir la pena de muerte el 10 de diciembre de 2014.
Según la información de que dispone Amnistía Internacional, ya sólo falta la firma del presidente para su entrada en vigor. Varios países más del África subsahariana también están dando pasos hacia la abolición. En 2014, el gobierno de Chad aprobó un Código Penal destinado a abolir la pena de muerte, y actualmente la ley está en espera de un proceso parlamentario. También en 2014, Sierra Leona anunció su intención de abolir la pena de muerte.
En Asia ha habido algunos avances hacia la abolición en años recientes, pero es una región donde se sigue aplicando la pena de muerte de maneras absolutamente contrarias al derecho internacional de los derechos humanos. La reanudación reciente de las ejecuciones por parte de Indonesia y Pakistán –que ya llevan 6 y 18 personas ejecutadas en 2015, respectivamente– ha sido criticada en todo el mundo.
Ambos países amenazan con llevar a cabo más ejecuciones este año: en Indonesia, todo apunta a que otros 10 hombres van a ser ejecutados de forma inminente por un pelotón de fusilamiento. Sería una decisión vergonzosa, y estamos haciendo todos los esfuerzos para impedir que haya más ejecuciones en ambos países.
Indonesia y Pakistán deben prestar atención a la evolución de los acontecimientos en otros lugares: los países que mantienen y aplican la pena de muerte sufren un aislamiento progresivo en un mundo donde la mayoría apoya su abolición.