La amenaza por parte de las autoridades rusas de formular cargos penales contra Eva Merkacheva y Andrei Babushkin, dos activistas pro derechos humanos que hicieron públicas las denuncias de tortura de dos hombres acusados del asesinato del líder de la oposición rusa Boris Nemtsov, suscita alarmantes dudas sobre la imparcialidad de la investigación, ha declarado Amnistía Internacional.
El Comité de Investigación de la Federación Rusa sugirió que denunciar que Zaur Dadaev fue torturado para que confesase y que Shaghid Gubashev sufrió también malos tratos podría equivaler a “injerencia en la labor del investigador con el fin de impedir una investigación exhaustiva, completa y objetiva del caso”.
“Amenazar con emprender acciones legales contra quienes denuncian un delito tan grave como la tortura es grotesco. Ignorar denuncias serias de que se empleó la tortura para obtener confesiones forzadas sería una burla total al sistema judicial ruso. Estas denuncias deben ser tomadas en serio e investigarse de forma exhaustiva, sin demora, con independencia y efectivamente”, declaró John Dalhuisen, director del Programa Regional para Europa y Asia Central de Amnistía Internacional.
“Estas denuncias, junto con las informaciones de que Zaur Dadaev sólo pudo ver a un abogado nombrado de oficio por el Estado y no al que contrató su familia, suscitan dudas muy serias sobre la imparcialidad de estas actuaciones y alimenta las especulaciones sobre un posible encubrimiento sancionado por el Estado.”
Zaur Dadaev, uno de los al menos seis hombres sospechosos de matar a Boris Nemtsov, dijo a los miembros de la Comisión Pública de Supervisión (grupo independiente autorizado para visitar centros de detención en Rusia) que tras su detención estuvo dos días esposado y con una bolsa en la cabeza. También dijo que confesó el crimen después de que las autoridades le prometieran que pondrían en libertad a su amigo. Otro sospechoso en el caso, Shaghid Gubashev, dijo que lo habían “golpeado y torturado”.
Los miembros de la Comisión Pública de Supervisión informaron de que tanto Zaur Dadaev como Shaghid Gubashev mostraban numerosas señales en el cuerpo y se habían quejado de que durante más de dos días antes de ser trasladados a Moscú no les dieron de comer y casi no les dieron de beber.
“Lo que este caso necesita no es una resolución rápida y políticamente conveniente, sino una demostración inequívoca de que se respetan todos los principios de imparcialidad procesal y que se hace justicia. Esto incluye investigar todas las denuncias creíbles de tortura y otros malos tratos”, concluyó John Dalhuisen.