La poco corriente absolución en China de un condenado a muerte, que llevaba seis años en prisión interponiendo apelaciones, es un recordatorio más de la necesidad de poner fin de inmediato a todas las ejecuciones y abolir la pena de muerte en el país, ha manifestado Amnistía Internacional. Nian Bin, ex dueño de un puesto de comida, ha salido hoy en libertad, al haber sido absuelto por un tribunal de Fujian del cargo de "colocar materiales peligrosos” por falta de pruebas, tras haber presentado tres apelaciones en seis años. “Esta poco corriente absolución es un claro ejemplo más de por qué la pena de muerte debe ser abolida –ha dicho Anu Kultalahti, investigadora de Amnistía Internacional sobre China–. El siempre presente riesgo de ejecutar a inocentes es uno más de los muchos argumentos convincentes contra la pena capital”. “El sistema de justicia de China tiene graves deficiencias y es preciso tomar aún más medidas para abordar con prontitud las irregularidades de este caso, incluidas las denuncias de tortura. Es terrible que Nian Bin y sus familia hayan tenido que sufrir durante seis años, con la amenaza de la ejecución cerniéndose sobre él a pesar de la evidente falta de pruebas.” Nian Bin había sido acusado de envenenar a sus vecinos con raticida, acto que había causado la muerte de dos menores de edad y lesiones a cuatro personas más, en Aoqian, pueblo del condado de Pingtan, provincia de Fujian, en julio de 2006. Denunció haber sido torturado para hacerle admitir el delito durante el interrogatorio policial. Desde que fue llevado por primera vez a los tribunales, en febrero de 2008, Nian Bin ha pasado por el juicio en primera instancia, tres apelaciones, la revisión del Tribunal Supremo Popular y tres nuevos juicios, que se ordenaron celebrar por falta de pruebas suficientes. En octubre de 2010, el Tribunal Supremo Popular se pronunció en contra de la condena de muerte al revisar la causa, aduciendo falta de pruebas suficientes y ambigüedad en los hechos, y ordenó celebrar un nuevo juicio. A pesar de ello, el Tribunal Intermedio de la ciudad de Fuzhou desafió el fallo del Tribunal Supremo y condenó a Nian Bin de nuevo a muerte en el segundo de los nuevos juicios, celebrado en noviembre de 2011. El último juicio se inició el 4 de julio de 2013 ante el Tribunal Superior Popular provincial de Fujian, que lo ha prolongado varias veces hasta hoy, cuando ha dictado su sentencia y ha dejado en libertad a Nian Bin. “En este caso, el sistema de revisión de todas condenas de muerte por el Tribunal Supremo Popular aplicado en China ha impedido al final una injusticia. Pero Nian Bin y su familia no tendrían que haber soportado tan largo proceso de juicos y apelaciones si el tribunal de Fuzhou hubiera tenido realmente en cuenta los reiterados fallos dictados por instancias judiciales superiores por falta de pruebas”, ha afirmado Kultalahti. Información complementaria A fecha de hoy, 140 países han abolido la pena de muerte en legislación o en la práctica. El uso de la pena capital en China, que en 2013 continuó ejecutando a más personas que el resto del mundo en su conjunto, está envuelto en secreto. Las autoridades no publican cifras sobre él. Las condenas de muerte se imponen a menudo en juicios injustos, en virtud de pruebas obtenidas mediante tortura y por delitos no letales, como tráfico de drogas y delitos económicos, en contra del derecho y las normas internacionales. Amnistía Internacional se opone a la pena de muerte en todos las casos sin excepción, cualesquiera que sean la naturaleza del delito, las características de la persona que lo comete y el método utilizado por el Estado para llevar a cabo la ejecución. La organización pide a las autoridades chinas que establezcan de inmediato una moratoria sobre el uso de la pena de muerte como primer paso para su abolición.