Letonia: Personas refugiadas y migrantes, sometidas a detención arbitraria y tortura y obligadas a retornar “voluntariamente” a sus países

  • Los abusos contra las personas que cruzan desde Bielorrusia contrastan marcadamente con el trato brindado a quienes huyen de Ucrania

Las autoridades de Letonia han detenido arbitrariamente a personas refugiadas y migrantes en las fronteras del país con Bielorrusia y están sometiendo a muchas de ellas a graves violaciones de derechos humanos e incluso tortura, según las conclusiones publicadas en un informe de Amnistía Internacional sobre el primer aniversario del estado de excepción en Letonia.

Latvia: Return home or never leave the woods revela el trato brutal que reciben las personas migrantes y refugiadas —entre ellas niños y niñas— que han sido recluidos arbitrariamente en lugares no revelados del bosque letón o devueltos ilegalmente y violentamente a sus países de origen.

El trato que Letonia da a estas personas, procedentes principalmente de Irak y Afganistán, contrasta marcadamente con la bienvenida dada a más de 35.000 personas huidas de Ucrania.

“En marcado contraste con el trato que se brinda a quienes huyen de Ucrania, las personas refugiadas y migrantes que llegan a Letonia desde Bielorrusia han sido repetidamente devueltas de forma sumaria, muchas han sido sometidas a tortura y otros malos tratos y algunas a detención arbitraria que puede constituir desaparición forzada”, ha manifestado Nils Muižnieks, director para Europa de Amnistía Internacional.

“Las autoridades letonas han dejado a hombres, mujeres y niños y niñas a su suerte a temperaturas glaciales, a menudo abandonados en los bosques o recluidos en tiendas en la frontera. Han sido devueltos de forma violenta a Bielorrusia, donde no tienen ninguna posibilidad de solicitar protección. Muchos fueron obligados o engañados para que aceptaran regresar “voluntariamente” a sus países de origen.”

El 10 de agosto de 2021, Letonia decretó el estado de excepción tras el aumento del número de personas migrantes y refugiadas que llegaban a la frontera con Bielorrusia El estado de excepción suspendió el derecho a solicitar asilo en cuatro zonas fronterizas. Esta acto despojó a las personas que buscaban refugio de los derechos de los que gozan en virtud del derecho de la UE e internacional y permitió a las autoridades impedir las entradas y devolver a la gente de forma sumaria, lo que vulnera el principio de no devolución (non-refoulement).

En el año que ha transcurrido desde entonces, decenas de personas refugiadas y migrantes han sido detenidas arbitrariamente en condiciones terribles; muchas han sido recluidas en tiendas establecidas en sitios secretos de los bosques letones. Muchas de ellas fueron devueltas de manera inmediata y violenta en la frontera, principalmente por comandos vestidos con ropa negra sin distintivo y pasamontañas que cooperaban con los funcionarios letones.

Muchas personas sufrieron malos tratos y torturas brutales, como palizas y descargas eléctricas con pistolas Taser, incluso en los genitales. Se permitió entrar en Letonia a una pequeña proporción que, en su mayoría, fue internada en centros de detención con acceso limitado o nulo al procedimiento de asilo, asistencia jurídica y supervisión independiente.

Devoluciones sumarias violentas, detención arbitraria y posibles desapariciones forzadas

En virtud del estado de excepción, los guardias de fronteras letones, en cooperación con comandos, el ejército y la policía, sometían repetidamente a la gente a devoluciones sumarias, ilegítimas y violentas. A su vez, las autoridades de Bielorrusia respondían sistemáticamente devolviéndola sumariamente a Letonia.

Zaki, iraquí que permaneció abandonado a su suerte en la frontera durante unos tres meses, contó a Amnistía Internacional que había sido devuelto más de 150 veces, algunos días hasta en ocho ocasiones.

Hassan, otro iraquí que pasó cinco meses en la frontera, dijo: “Nos obligaban a desnudarnos por completo; a veces nos pegaban estando desnudos y luego nos obligaban a regresar a Bielorrusia, en ocasiones cruzando un río que estaba muy frío. Decían que si no cruzábamos nos dispararían”.

Entre una devolución y otra se obligaba a la gente a pasar periodos prolongados en la frontera o en tiendas montadas por las autoridades en zonas de bosque aisladas. Hasta ahora, las autoridades letonas han negado el uso de tiendas más que para prestar “asistencia humanitaria”, pero las conclusiones de Amnistía Internacional muestran que las tiendas eran lugares fuertemente vigilados que se utilizaban para recluir arbitrariamente a personas refugiadas y migrantes y como puestos de avanzada para las devoluciones ilegales.

A las personas que no estaban recluidas en tiendas se las obligaba a permanecer a la intemperie, atrapadas en la frontera con temperaturas invernales que podían descender hasta -20 ºC. El iraquí Adil, que pasó varios meses en el bosque, contó a Amnistía Internacional: “Habitualmente dormíamos en la nieve…Estuvimos una semana sin agua ni galletas”.

En la frontera y en las tiendas, las autoridades les confiscaban los teléfonos móviles para impedir cualquier comunicación con el mundo exterior. Ocultar el paradero de personas migrantes y refugiadas —y obstaculizar su capacidad para ponerse en contacto con sus familiares y otras partes interesadas— constituye detención arbitraria y puede equivaler a desaparición forzada.

Devoluciones forzadas, abusos y tortura

Al no tener acceso a procedimientos de asilo, las personas recluidas arbitrariamente en la frontera eran a menudo coaccionadas y engañadas para que aceptaran retornar “voluntariamente” como única vía para que las sacaran del bosque.

Hassan, de Irak, contó a Amnistía Internacional que intentó explicar que, si lo devolvían, su vida correría peligro: “El comando respondió: ‘Aquí también puedes morir’”.

Otro iraquí, Omar, explicó que un agente lo había golpeado por la espalda: “Me cogió la mano y me dijo que tenía que firmar, y luego me obligó a hacer la firma a la fuerza”.

Actualmente las autoridades letonas están considerando propuestas que ampliarían el estado de excepción hasta noviembre.

“En lugar de ampliar el estado de excepción, las autoridades letonas deben ponerle fin urgentemente y restablecer el derecho de asilo en el país para todas las personas que buscan seguridad, con independencia de su origen y de cómo hayan cruzado la frontera”, manifestó Nils Muižnieks.

“Junto con Lituania y Polonia, Letonia se ha convertido en un símbolo vergonzoso del doble rasero racista mostrado hacia las personas que tratan de obtener refugio. El país somete a una prueba fundamental a las instituciones europeas, que deben tomar medidas urgentes para garantizar que Letonia restablece una condiciones acordes con los principios europeos de asilo.”

Para más información o para concertar una entrevista, pónganse en contacto con [email protected]
Se podrán concertar entrevistas con expertos en Londres y con Nils Muižnieks en Letonia
*Para proteger la privacidad de las personas entrevistadas para esta investigación se han modificado o ocultado sus nombres y detalles identificativos.