China: El gesto de un medallista de oro olímpico, un ejemplo para los gobiernos de todo el mundo

El campeón olímpico Nils van der Poel ha dado ejemplo a los líderes mundiales al donar su medalla de oro de Pekín 2022 en protesta por las violaciones de derechos humanos cometidas en China.

El atleta sueco entregó la medalla de patinaje de velocidad de 10.000 metros hombres que ganó en los Juegos de este mes a Angela Gui, cuyo padre, Gui Minhai, es un librero encarcelado en China por cargos infundados de “espionaje”.

“Nils van der Poel fue un campeón deportivo en los Juegos Olímpicos, y hoy es un campeón de derechos humanos. Su valiente decisión de posicionarse contra la represión ejercida por China sobre la libertad de expresión debería servir de estímulo a los gobiernos para que actúen respecto a esta urgente cuestión”, ha manifestado Alkan Akad, investigador de Amnistía Internacional sobre China.

“Mientras China utiliza los Juegos Olímpicos y Paralímpicos para embellecer su imagen mundial, millones de personas sufren por las violaciones de derechos humanos que comete: la población uigur recluida en campos de internamiento, las sobrevivientes de abusos sexuales que son atacadas por alzar su voz, o las personas que, como Gui Minhai, han sido encarceladas simplemente por defender opiniones que al gobierno no le gustan.”

Gui Minhai es uno de los cinco libreros y editores de Hong Kong que desaparecieron a finales en 2015 tras publicar libros críticos con el gobierno chino. Más tarde fue condenado a 10 años de prisión tras un juicio secreto e injusto.

Es uno de los centenares de escritores, abogados, activistas e intelectuales que han sufrido ataques como parte de la larga campaña emprendida por el gobierno chino para sofocar todas las formas de disidencia.

La donación por parte de Van der Poel de su medalla de oro —una de las dos que ganó en los Juegos Olímpicos de Invierno— se ha producido cinco días después de la ceremonia de clausura de los Juegos, y en vísperas de los Juegos Paralímpicos de Pekín 2022 que comienzan el 4 de marzo.

“No soy la voz de todos los atletas olímpicos, pero yo y mis amigos hemos dedicado nuestra vida a luchar por la excelencia en el deporte, y el gobierno chino decidió utilizar nuestros sueños como arma política para legitimar su régimen. Para mí, eso fue personal, y me sentí explotado”, ha dicho Van der Poel a Amnistía Internacional.

“Deseo que la situación de los derechos humanos en China mejore y que Gui Minhai sea puesto en libertad. Es mucho pedir, pero es lo único razonable que se puede pedir.”

Angela Gui nació en Suecia después de que Gui Minhai partiera de China rumbo a Escandinavia tras la represión de Tiananmen de junio de 1989, y se convirtiera posteriormente en ciudadano sueco.

Angela ha hecho campaña incansablemente por la liberación de su padre, y afirma haber sufrido intimidación por parte de agentes chinos en un intento por silenciarla.

“Por supuesto, habría preferido una situación en la que no fuera necesario hacer esto, para empezar. Pero para mí es importante el hecho de que esta medalla representa la solidaridad con los presos políticos como mi padre, y con las innumerables víctimas más de violaciones de derechos humanos en Pekín”, ha dicho Angela Gui a Amnistía Internacional.

¿Quién es Gui Minhai?

La librería de Gui Minhai, Causeway Bay Bookstore, era conocida por sus libros sobre escándalos políticos y dirigentes chinos, que están prohibidos en la China continental pero son populares entre los turistas venidos de allí que visitan Hong Kong.

Tras desaparecer en Tailandia en octubre de 2015, Gui Minhai reapareció en los medios de comunicación estatales chinos en 2016 ofreciendo una confesión aparentemente forzada de su participación en un ataque relámpago cometido varios años antes.

Gui Minhai quedó en libertad en 2017 aunque, al parecer, ha estado sometido a estrecha vigilancia policial y restricciones de su libertad de circulación. Unos agentes de policía vestidos de civil lo aprehendieron cuando se dirigía de Shanghái a Pekín por motivos de salud junto con dos diplomáticos suecos en enero de 2018.

En febrero de 2020 fue condenado a 10 años de prisión por cargos falsos de “proporcionar ilegalmente información de inteligencia a entidades extranjeras”.

“Es posible que el sistema chino de censura y castigo haya acallado el debate de derechos humanos durante los Juegos, pero este poderoso gesto transmite el galvanizador mensaje de que no se tolerará la vergonzosa persecución a la que el gobierno chino somete a quienes lo critican de forma pacífica”, ha manifestado Alkan Akad.

“Los gobiernos de todo el mundo deberían seguir el ejemplo de Nils y redoblar los esfuerzos para hacer que el gobierno chino rinda cuentas, no sólo del injusto procesamiento de Gui Minhai, sino del trato a las muchas otras personas encarceladas exclusivamente por ejercer de forma pacífica sus derechos.”

Información complementaria

En China, los disidentes, entre los que hay escritores, intelectuales y periodistas, son objeto sistemáticamente de vigilancia, acoso, intimidación, detención ilegítima y reclusión. Entre las personas que han sufrido estos ataques se encuentran cinco cuyos casos se describen en la campaña “¡Libertad para los cinco!” emprendida por Amnistía Internacional con motivo de los Juegos Olímpicos de Pekín:

El destacado abogado de derechos humanos Gao Zhisheng lleva desaparecido desde el 13 de agosto de 2017, después de haber publicado unas memorias en las que exponía con detalle la tortura y otros malos tratos que había sufrido durante su reclusión de 2009 a 2014.

La abogada convertida en periodista Zhang Zhang se encuentra actualmente encarcelada por “provocar peleas y crear problemas” tras informar sobre la COVID-19 en Wuhan al inicio de la pandemia.

El monje tibetano Rinchen Tsultrim fue condenado a cuatro años y seis meses de prisión por expresar opiniones críticas respecto a las políticas gubernamentales.

El académico uigur Ilham Tothi fue condenado a cadena perpetua por proponer enfoques constructivos para superar la desigualdad de trato de los grupos étnicos de China.

La activista feminista Li Qiaochu ha sido detenida por informar sobre torturas presuntamente infligidas por las autoridades chinas.