Greta Thunberg: El activismo funciona. Por eso, ahora les pido que actúen

Gracias a todo el mundo. Es un honor estar en este salón con tanta gente extraordinaria. Les pido un aplauso para ustedes.

Este premio es para todos esos millones de personas, de jóvenes en todo el mundo que, juntos, forman el movimiento Viernes por el Futuro. Todos estos jóvenes valientes que luchan por su futuro. Un futuro que deberían poder dar por hecho.

Pero, según parece actualmente, no pueden.

Haciendo las cosas igual que siempre, ahora mismo estamos en proceso de crear un mundo en el que miles de millones de personas se verán desplazadas de sus hogares, un número incontable carecerá incluso de las condiciones de vida más elementales. y zonas del mundo quedarán inhabitables para los seres humanos.

El hecho de que esto generará enormes conflictos e indecible sufrimiento está lejos de ser un secreto. Sin embargo, mucha gente aún no ve clara la conexión entre clima y emergencia ecológica, migración masiva, hambre, violaciones de derechos humanos y guerra.

Los cambios y las políticas que se necesitan para hacer frente a esta crisis sencillamente no existen hoy.

Por eso cada uno de nosotros debe presionar desde cada ángulo posible, obligar a los responsables a rendir cuentas y hacer que las personas que ocupan puestos de poder actúen y adopten las medidas necesarias.

Quienes formamos el movimiento Viernes por el Futuro estamos luchando por nuestras vidas. Pero no sólo eso; también luchamos por nuestros futuros hijos y nietos, por las generaciones venideras, por cada ser vivo que habita el planeta, cuya biosfera compartimos, cuya biosfera les estamos robando, cuya biosfera estamos destrozando.

Luchamos por todo el mundo. Por ustedes.

Por las personas que viven en zonas del mundo que ya están sufriendo las consecuencias de las primeras etapas de la emergencia climática y ecológica.

Gente que respira aire tóxico, que bebe agua contaminada, que tiene que huir de su casa por culpa de catástrofes relacionadas con el clima y el medio ambiente.

Comunidades indígenas cuyas tierras y aguas están siendo destruidas. Personas cuyo abastecimiento de alimentación y agua se ve amenazado por catástrofes medioambientales, por sequías, lluvias y tormentas más intensas y frecuentes, o por glaciares que se derriten. Naciones enteras convertidas en ruinas, literalmente, o desapareciendo por el aumento del nivel del mar.

Está muriendo gente. Y sin embargo, muchos seguimos mirando para otro lado.

El mundo nunca se ha enfrentado a una amenaza para los derechos humanos de esta magnitud. Así lo expresó recientemente la máxima responsable de la ONU para los derechos humanos, Michelle Bachelet, ante el Consejo de Derechos Humanos de la ONU reunido en Ginebra, refiriéndose a la crisis climática.

Dijo que las economías de todas las naciones, el tejido institucional, político, social y cultural de cada Estado y los derechos de todos nuestros pueblos y de las generaciones futuras sufrirán sus efectos.

Una claridad que es exactamente la que necesitamos ahora de los gobiernos y las personas que ocupan puestos de poder.

Ahora mismo, las emisiones de gases de efecto invernadero siguen aumentando rápidamente en todo el mundo. La destrucción de hábitats naturales continúa a una velocidad de vértigo a pesar de todas las promesas y buenas palabras de nuestros dirigentes.

Seguimos avanzando en la dirección equivocada a un ritmo inimaginable. Aunque parezca imposible accionar el freno de emergencia, eso es lo que tenemos que hacer.

Sin embargo, ahora mismo, pienso que se está empezando a tomar conciencia. Aunque con lentitud, el movimiento va tomando impulso y el debate está cambiando.

Esto se debe a muchas razones diferentes pero, sobre todo, a los incontables activistas y, especialmente, al activismo juvenil.

El activismo funciona.

Por eso, ahora les pido que actúen. Porque nadie es demasiado pequeño para poder ser parte del cambio.

Les pido a todos ustedes que participen en las huelgas mundiales por el clima de los días 20 y 27 de septiembre.

Y sólo una cosa más: espero verles en las calles.

Discurso pronunciado el 16 de septiembre de 2019 por Greta Thunberg al aceptar el Premio Embajador/a de Conciencia en nombre del movimiento estudiantil de huelgas por el clima Viernes por el Futuro.