Ante la noticia de la muerte en el hospital a causa de las quemaduras de una joven que se prendió fuego tras comparecer ante un tribunal para ser procesada por tratar de entrar en un estadio de fútbol de Teherán, Philip Luther, director de Investigación y Trabajo de Incidencia de Amnistía Internacional para Oriente Medio y Norte de África, ha declarado:
“Lo ocurrido a Sahar Khodayari es desgarrador y revela el impacto del terrible desprecio de las autoridades iraníes hacia los derechos de las mujeres. Su único ‘delito’ fue ser mujer en un país donde las mujeres sufren una discriminación arraigada en la ley y que se manifiesta en las formas más horrorosas imaginables en todas y cada una de las áreas de su vida, incluso en el deporte.
“Que sepamos, Irán es el único país del mundo que impide que las mujeres entren en los estadios de fútbol y que las castiga por intentarlo. Esta prohibición discriminatoria debe terminar de inmediato y la comunidad internacional —incluidos el órgano rector del fútbol mundial, la FIFA, y la Confederación Asiática de Fútbol— debe tomar medidas urgentes para acabar con la prohibición y garantizar que se permite a las mujeres el acceso a todos los estadios deportivos sin discriminación ni riesgo de ser enjuiciadas o castigadas.
“Aunque las autoridades iraníes han permitido en contadas ocasiones a un pequeño número de mujeres entrar en un estadio de fútbol, esto no ha sido más que un ardid publicitario y no representa un paso significativo para levantar totalmente la prohibición impuesta a las mujeres. Amnistía Internacional cree que Sahar Khodayari seguiría con vida de no existir esta prohibición draconiana y el consiguiente trauma de su detención, encarcelamiento y enjuiciamiento por tratar de eludirla. Su muerte no debe ser en vano. Debe promover el cambio en Irán si se desea evitar más tragedias en el futuro”.
Información complementaria
En marzo de 2019, desafiando la prohibición en Irán de que las mujeres entren en los estadios de fútbol, Sahar Khodayari, de 29 años, se vistió como un hombre y trató de entrar en el estadio nacional de fútbol de Teherán para ver un partido entre su equipo favorito, el Esteghlal de Irán, y Al Ain, de Emiratos Árabes Unidos, durante la Copa de Asia de la AFC. Cuando los guardas de seguridad del estadio descubrieron que era una mujer, le impidieron entrar. En consecuencia, fue recluida en la prisión de Shahr-e Rey (conocida también como Gharchak), una granja avícola abandonada que alberga a varios centenares de mujeres declaradas culpables de delitos violentos en condiciones de hacinamiento e insalubridad, hasta que fue puesta en libertad bajo fianza dos días después.
Amnistía Internacional entiende que Sahar Khodayari fue citada para comparecer ante un Tribunal Revolucionario de Teherán el 2 de septiembre de 2019 a fin de ser enjuiciada en relación con su intento de entrar en el estadio de fútbol de Azadi. El Tribunal la acusó formalmente de “cometer abiertamente un acto pecaminoso […] apareciendo en público sin hiyab” y de “insultos a autoridades”. La vista se aplazó y, tras salir, Sahar se roció con gasolina y se prendió fuego frente a la sede del Tribunal. Según portavoces del hospital, sufrió quemaduras en el 90% del cuerpo y murió el 9 de septiembre.
Su historia ha recibido gran atención en Irán, y políticos, celebridades y futbolistas han criticado la prohibición de que las mujeres entren en los estadios de fútbol.
Amnistía Internacional ha expresado en reiteradas ocasiones su preocupación por el uso obligatorio del velo en Irán, que viola desde hace décadas los derechos de las mujeres, incluidos los relativos a no sufrir discriminación y a gozar de libertad de creencias y de religión, así como a la protección frente a la detención y reclusión arbitrarias, la tortura y otros tratos o penas crueles, inhumanos o degradantes.