Las autoridades turcas han negado la entrada al país a civiles sirios heridos que, tras huir de los intensos bombardeos de las últimas dos semanas en las zonas rurales del norte de Alepo, necesitan atención médica inmediata, ha afirmado Amnistía Internacional desde el paso fronterizo de Öncüpınar/Bab al Salam. La organización también ha documentado cómo las fuerzas de seguridad turcas han disparado y herido a civiles, incluidos niños, que, desesperados, han intentado cruzar la frontera clandestinamente con ayuda de traficantes de personas.
“Las personas con las que hablamos describían trágicamente la desesperada situación de los civiles que siguen atrapados entre bombardeos aéreos diarios y espantosas condiciones humanitarias. La estricta práctica de selección de Turquía es terrible: sólo se permite la entrada al país para recibir tratamiento médico a las personas que están gravemente heridas, mientras que el resto de las que huyen de la violencia quedan sin protección”, ha declarado Tirana Hassan, directora del Programa de Respuesta a las Crisis de Amnistía Internacional.
“El hecho de que Turquía esté restringiendo el acceso a su territorio incluso a los ciudadanos sirios enfermos y heridos demuestra lo lejos que están sus actuales políticas de control fronterizo de cumplir con su obligación de ofrecer protección con arreglo al derecho internacional. La frontera debe permanecer abierta para todas las personas que huyen del conflicto de Siria, especialmente los civiles heridos y enfermos que sufren el bombardeo aéreo diario de sus viviendas, hospitales y escuelas.”
“La comunidad internacional debe intensificar su apoyo a Turquía y a otros países vecinos que se enfrentan a una afluencia masiva de refugiados.”Testimonios de médicos y familias sirias con heridos
Los testimonios de médicos y de personas a cargo de familiares heridos a quienes se ha permitido cruzar la frontera por el paso de Öncüpınar/Bab al Salam, así como de testigos y médicos en el interior de Siria, indican que hay miles de personas varadas del lado sirio de la frontera en terribles condiciones.
Un médico de Azaz describió a Amnistía Internacional la lucha para tratar de hacer frente al drástico aumento de personas heridas de las últimas dos semanas. Ante la incapacidad para atender adecuadamente a las personas que presentan heridas graves, aunque no mortales, las han trasladado a la frontera sirio-turca, esperando que sean tratadas en Turquía.
“Como varios hospitales ya no funcionan, nos cuesta dar tratamiento. No tenemos suficientes cirujanos ni material. Estamos mandando a los heridos en ambulancias locales al hospital situado en el paso fronterizo sirio de Bab al Salam pidiendo que los trasladen a Turquía, pero a la mayoría los han devuelto porque no son heridas graves”, afirma el médico, que añade que aún quedan en Azaz muchos más civiles heridos.
Los médicos sirios explicaron a Amnistía Internacional que, una vez que los heridos llegan al hospital de la frontera de Bab al Salam, los médicos turcos seleccionan los casos que serán trasladados a hospitales turcos para recibir tratamiento. Si se considera que las heridas no son potencialmente mortales y no necesitan tratamiento inmediato, se devuelve a los pacientes.
Según informes, en las últimas dos semanas Turquía ha permitido la entrada a unas pocas docenas de personas necesitadas de atención médica urgente, pero se la ha negado a personas con enfermedades crónicas –por ejemplo, en diálisis o enfermas de cáncer– a pesar de que los centros médicos en Siria carecen de los medicamentos y el material necesarios para tratarlas adecuadamente. Amnistía Internacional no ha podido hallar ningún indicio que confirme la afirmación de las autoridades turcas de que se ha permitido cruzar a 10.000 refugiados sirios por el paso de Öncüpınar/Bab al Salam.
Testigos y médicos sirios también han afirmado que las autoridades turcas no dejan las personas con heridas potencialmente mortales pasen acompañados de sus familiares, y sólo en algunos casos dejan pasar al paciente y a un cuidador, pero el resto de la familia, incluidos niños, debe quedarse en Siria. Se sabe de al menos dos casos de padres o hijos heridos que han tenido que separarse en la frontera por no haberse permitido que la familia cruce junta.
Una mujer que acompañaba a Turquía a su hijo de 11 años gravemente herido contó a Amnistía Internacional cómo los habían separado en la frontera. A pesar de que al niño lo habían herido en la pierna en un ataque aéreo, al igual que a su padre, no le habían permitido cruzar la frontera con el resto de la familia: “[Las fuerzas rusas y sirias] Nos habían estado bombardeando todo el día […] El 8 de febrero, a eso de la una de la madrugada, cayó una bomba a unos metros mientras dormíamos y la metralla hirió en las piernas a mi marido y mi hijo de 11. [Las autoridades turcas] Sólo nos dejaron cruzar la frontera a mí y a mis tres hijos menores de cinco años con mi esposo en la ambulancia […] Tuve que dejar atrás a mi hijo herido porque no consideraron que sus heridas fueran potencialmente mortales”.
Otro hombre contó a Amnistía Internacional que a su hija, herida por metralla en la espalda en un ataque aéreo contra Kal Jabrine el 15 de febrero, no le habían permitido cruzar a Turquía con su marido y su hija de un año, ambos gravemente heridos. El hombre añadió que su yerno estaba en cuidados intensivos y que su nieta había muerto a causa de las heridas, a pesar de lo cual las autoridades turcas seguían negándole acceso a la madre.
Tiroteos en el paso fronterizo
El médico de Azaz y un paramédico dijeron también a Amnistía Internacional que los agentes de las fuerzas de seguridad turcas habían disparado contra los sirios que habían intentado cruzar la frontera de Kilis irregularmente con traficantes de personas. Durante los dos últimos meses los hospitales sirios de Azaz han recibido una media de dos casos diarios de civiles heridos por disparos al intentar cruzar. Uno de esos casos fue un niño de unos 10 años herido en la cabeza. No hay indicios de que haya grupos armados en la zona fronteriza, que además está a considerable distancia de los frentes. Amnistía Internacional ha documentado muchos casos similares en los dos últimos años o más.
“La UE ha dado prioridad a que Turquía mantenga a los refugiados fuera de Europa a expensas de las necesidades de protección inmediata de miles de sirios que huyen de intensos bombardeos diarios en Alepo y en otros lugares”, ha dicho Tirana Hassan. Decenas de miles de personas atrapadas
Esta última oleada de refugiados sirios hacia la frontera con Turquía vuelve a subrayar la necesidad de que la UE y otros establezcan un programa de reasentamiento viable desde Turquía, que ya alberga a más de 2,6 millones de refugiados sirios, más que cualquier otro país.
Unas 58.000 personas han llegado a la zona de Bab al Salam en las dos últimas semanas, según cálculos de la ONU, tras huir de la intensa ofensiva terrestre y aérea sobre las zonas del norte de Alepo en manos de la oposición que ha emprendido el gobierno sirio y sus fuerzas aliadas, incluidas las fuerzas armadas rusas, así como las Fuerzas Democráticas Sirias, que incluyen grupos armados no estatales árabes y kurdos.
Algunos de los ataques parecen haberse dirigido contra zonas residenciales árabes, así como instalaciones médicas, como en Azaz, el norte de Alepo y cerca de la frontera con Turquía. Además, Amnistía Internacional ha analizado grabaciones de vídeo y otras imágenes que indican ataques con municiones de racimo, cuyo efecto es intrínsecamente indiscriminado, contra zonas civiles del norte de Alepo.
La situación de las personas a las que se impide entrar en Turquía se agrava debido a la falta de atención médica adecuada en Siria como consecuencia del continuo bombardeo de hospitales y otras instalaciones de atención médica en los ataques de Rusia y del gobierno sirio. Al menos cinco centros médicos resultaron alcanzados en Alepo en enero, y al menos otros cuatro más sólo el 15 de febrero.
“Es evidente que para los países vecinos de Siria, especialmente Turquía, Líbano y Jordania, la afluencia de refugiados está suponiendo una terrible presión. Sin embargo, Turquía no debe incumplir sus obligaciones con arreglo al derecho internacional haciendo volver a refugiados heridos, sino que, con el apoyo de la comunidad internacional, incluida la UE, debe concederles protección inmediata frente a los bombardeos que se producen diariamente a pocos kilómetros.”
Información complementaria
Las prácticas selectivas de entrada de Turquía están empeorando una situación de crisis humanitaria ya desesperada en la frontera, donde se ha incrementado significativamente el número de personas en las últimas dos semanas. Activistas de Bab al Salam dijeron a Amnistía Internacional que algunas familias que habían huido tras perder sus hogares han recurrido a dormir en automóviles o en la calle a pesar del intenso frío.
La mayoría de los pasos fronterizos oficiales de Turquía con Siria siguen cerrados. Las autoridades turcas sólo permiten cruzar a personas gravemente heridas o que tienen una urgente necesidad humanitaria, normalmente cuando los combates se acercan mucho a la frontera. En la práctica, esto significa que casi todos los refugiados sirios que están en Turquía se han visto obligados a cruzar la frontera ilegalmente por sitios peligrosos con ayuda de traficantes.
Una organización humanitaria turca señaló que ya había 110.000 personas desplazadas viviendo en ocho campos a lo largo del lado sirio del paso fronterizo de Bab al Salam antes de la última oleada de personas. Actualmente se está construyendo un noveno campo, que no será suficiente para albergar a todos los recién llegados.
La afluencia de personas en el paso fronterizo de Kilis ha llegado a un punto de crisis. Turquía debe abrir sus fronteras a los refugiados.
Amnistía Internacional ha pedido reiteradamente a la comunidad internacional que alivie la carga de los países vecinos a Siria con más ayuda humanitaria y lugares de reasentamiento. La organización pide que para finales de 2016 se haya reasentado en Europa, Norteamérica y otros lugares a 450.000 de los refugiados sirios más vulnerables.
Amnistía Internacional cree que debe considerarse que cualquier persona procedente de Siria que solicite asilo necesita protección internacional debido a los abusos generalizados contra los derechos humanos que se están cometiendo en el conflicto, crímenes de guerra y crímenes de lesa humanidad incluidos.
Turquía acoge a más de 2,6 millones de refugiados sirios, lo que la convierte en uno de los países que más refugiados acoge en el mundo. Entre mediados y finales de 2015, tras la gran afluencia de refugiados llegados a la UE desde Turquía por rutas clandestinas, la Unión Europea llegó a un acuerdo con Turquía para combatir la migración clandestina a través de sus fronteras terrestres y marítimas.