Debe concederse el indulto a un malasio condenado a muerte en Singapur en virtud una controvertida reconstrucción de la escena de un asesinato, ha afirmado Amnistía Internacional, señalando que el hombre corre aún riesgo inminente de ejecución pese a haberse suspendido ésta en el último momento hoy.
Kho Jabing, de 31 años, iba a ser ejecutado mañana pese a no estar en absoluto claras las circunstancias de su delito y a que volvió a ser condenado a muerte en la etapa final del procedimiento por decisión de sólo tres de los miembros de un tribunal de cinco jueces y en contra de la opinión de los otros dos.
Se ha suspendido temporalmente la ejecución a fin de que el tribunal examine un recurso presentado en el último momento en su nombre. No se sabe cuándo se verá el recurso.
“No hay duda de que el aplazamiento de la ejecución dictado hoy es un gran alivio para Kho Jabing y sus seres queridos, pero representa sólo un primer paso”, ha afirmado Josef Benedict, director de campañas para el Sureste Asiático y el Pacífico de Amnistía Internacional.
“Los jueces tomaron su decisión de vida o muerte pese a la gran incertidumbre que rodea el asunto, y ahora toca al primer ministro de Singapur, Lee Hsien Loong, ir más allá de esta suspensión temporal y conceder un indulto antes de que sea demasiado tarde.”
En 2010, Kho Jabing y otro hombre juzgado junto con él fueron acusados de asesinato, delito penado obligatoriamente con la muerte en ese momento.
Tras revisar Singapur su legislación sobre la pena de muerte obligatoria en 2012 y permitir imponerla a discreción en caso de homicidio, el Tribunal Superior condenó a Kho Jabing a cadena perpetua y a recibir 24 golpes de vara, pero el fiscal recurrió.
Al volver a condenar a Kho Jabing, los cinco jueces del tribunal determinaron por unanimidad que debía imponérsele de nuevo la pena de muerte si el asesinato presentaba “ensañamiento o desprecio manifiesto por la vida humana”.
Sin embargo, a pesar de que los cinco jueces del Tribunal Supremo coincidieron en que no había en la causa contra Kho Jabing pruebas suficientes para hacer una reconstrucción exacta del asesinato, no se pusieron de acuerdo sobre si era posible probar más allá de toda duda razonable que se había cometido con ensañamiento.
Tres de los jueces concluyeron que los actos de Kho Jabing merecían ser castigados con la muerte, mientras que los otros dos sostuvieron que las pruebas disponibles no demostraban que hubiera golpeado a la víctima más de dos veces, condición necesaria para determinar la existencia de “desprecio manifiesto”.
El Tribunal de Apelación volvió a imponer, por tanto, la pena de muerte por un estrecha mayoría de tres votos contra dos.
“Incluso la máxima instancia judicial de Singapur se mostró dividida a la hora de determinar si el delito de Kho Jabing justificaba la pena de muerte según la legislación del país”, ha señalado Josef Benedict.
“A pesar de este aplazamiento, la amenaza de ejecución persiste, menoscabando los avances que han hecho las autoridades de Singapur en la reducción del uso de la pena de muerte.”
Amnistía Internacional ha registrado una considerable descenso del número de ejecuciones en Singapur, que llegó a tener el índice más alto de mundo en proporción con su población.
En los últimos cinco años, las autoridades han anunciado siete ejecuciones. En 2012 de estableció una suspensión oficial de las ejecuciones a fin de revisar la legislación nacional relativa a la imposición preceptiva de la pena de muerte.
Tras la aprobación de varias reformas legislativas en noviembre de 2012, se dejó al criterio de los tribunales no imponer la pena de muerte en determinadas circunstancias. Los tribunales han conmutado al menos 13 condenas de muerte tras revisar las correspondientes causas judicial de acuerdo con las reformas.
“La falta de acuerdo sobre la condena de Kho Jabing es un ejemplo más de por qué debe ponerse fin a la pena capital. Las autoridades de Singapur deber volver a establecer de inmediato una suspensión oficial de las ejecuciones con vistas a la abolición de la pena capital para siempre”, ha manifestado Josef Benedict.
La última ejecución anunciada en Singapur se llevó a cabo el 17 de abril de 2015, por un delito de homicidio intencional, por el que la pena de muerte sigue siendo preceptiva.