Las condenas de ocho años y medio y siete años de prisión impuestas, respectivamente, hoy a la defensora de los derechos humanos Leyla Yunus y a su esposo, el también defensor de los derechos humanos Arif Yunus, revelan la criminalización de que siguen siendo objeto los activistas de los derechos humanos en Azerbaiyán.
Ambos han sido declarados culpables de "fraude" y de otros delitos relacionado con su trabajo en ONG en un juicio celebrado en la capital azerbaiyana, Bakú. Se ha negado la entrada a la sala a los observadores internacionales y los periodistas, y sólo han tenido acceso un pequeño número de diplomáticos.
Aún pesa sobre la pareja un cargo de traición, por supuesto espionaje para Armenia, pero se ha remitido a otro tribunal para que lo examine.
“Estos absurdos cargos han dado lugar a la imposición de condenas terriblemente severas a los destacados defensores azerbaiyanos de los derechos humanos Leyla y Arif Yunus. Instamos al gobierno a que anule estas indignantes sentencias condenatorias. Leyla y Arif Yunus son presos de conciencia, y deben ser puestos en libertad de inmediato y sin condiciones", ha señalado Levan Asatiani, responsable de campañas de Amnistía Internacional.
“El sistema judicial ha demostrado de nuevo que no es más que una cínica herramienta del presidente Ilham Aliyev para aplastar toda disidencia o crítica a su régimen. El historial de su gobierno en materia de derechos humanos es sencillamente espantoso."
Leyla Yunus es la directora del Instituto para la Paz y la Democracia y, antes de su detención, estaba documentando el trato dispensado por las autoridades a los presos políticos en Azerbaiyán. Su esposo, Arif Yunus, es historiador y activista político.
Ella fue detenida el 30 de julio de 2014, cinco días después de haber organizado una conferencia de prensa en la que hizo un llamamiento al boicot internacional de la celebración de los Juegos Europeos en Azerbaiyán dado el nefasto historial del país en materia de derechos humanos.
Amnistía Internacional cree que se presentaron cargos claramente falsos contra la pareja, como represalia por su trabajo legítimo de derechos humanos y sus críticas al gobierno de Azerbaiyán.
Ambos padecen graves problemas médicos, y su estado de salud ha empeorado durante su reclusión. Arif Yunus ha perdido hoy el conocimiento durante la vista judicial. En abril de 2014 sufrió dos derrames cerebrales, y su familia teme que no sobreviva si sufre otro.
A Leyla Yunus le han diagnosticado diabetes y hepatitis C, y tiene visión reducida en el ojo izquierdo. No recibe la debida atención médica en la prisión, y las autoridades se niegan a trasladarla a un hospital. Según la información disponible, tras haber solicitado atención médica, está siendo objeto de amenazas, hostigamiento y malos tratos.
“Durante el tiempo que llevan recluidos y a pesar del deterioro de su salud, las autoridades les niegan el acceso a servicios médicos adecuados. Deben dejar de hacerlo y prestarles la atención médica que necesiten", ha afirmado Levan Asatiani.