Egipto: Una activista de los derechos de las mujeres, entre las 17 personas que se enfrentan a cargos falsos en un intento de “encubrir” a las fuerzas de seguridad

Se han presentado cargos falsos contra una activista de los derechos de las mujeres y otras 16 personas que declararon como testigos contra las fuerzas de seguridad. Estos cargos constituyen un claro intento por parte de las autoridades egipcias de manipular la balanza de la justicia. Así lo ha manifestado Amnistía Internacional en vísperas de las vistas judiciales, que tendrán lugar el 4 de abril.
Azza Soliman, fundadora del Centro para la Asistencia Letrada de las Mujeres Egipcias, es una de los 17 testigos que se presentaron para declarar sobre el homicidio de Shaimaa al Sabbagh, activista y poeta muerta el 24 de enero de 2015 por disparos de las fuerzas de seguridad durante la dispersión de una marcha pacífica celebrada en El Cairo para conmemorar a quienes murieron durante la “Revolución del 25 de enero” de 2011. Todas las personas que se presentaron como testigos se enfrentan ahora a cargos de participación en manifestación no autorizada y alteración del orden público.
“El hecho de que las autoridades estén recurriendo a tácticas flagrantes de intimidación para silenciar a testigos muestra el uso que se le está dando al sistema judicial egipcio como instrumento de represión”, ha manifestado Said Boumedouha, director en funciones del Programa para Oriente Medio y el Norte de África de Amnistía Internacional.
“Está claro que Azza Soliman y los otros 16 testigos que se presentaron están siendo castigados exclusivamente por criticar la actuación de las fuerzas de seguridad aquel día, y sirven de ejemplo para otras personas que se atrevan a testificar sobre delitos cometidos por las fuerzas de seguridad. Estos ridículos cargos deben retirarse de inmediato.”
A los testigos se les acusa de participación en manifestación no autorizada y alteración del orden público en virtud de la represiva ley egipcia sobre manifestaciones. Si son declarados culpables, podrían enfrentarse a hasta cinco años de prisión y una multa de 50.000 libras egipcias (6.552 dólares estadounidenses).
La fiscalía está también investigando denuncias según las cuales el oficial al cargo y un recluta ocultaron pruebas el día en que tuvo lugar la marcha. El policía de las Fuerzas de Seguridad Centrales que disparó a Shaimaa al Sabbagh ha sido acusado de “golpes, lesiones o administración de sustancias nocivas con resultado de muerte”.
Pese a que, desde julio de 2013, cientos de manifestantes han muerto a manos de las fuerzas de seguridad, la mayoría de las investigaciones han sido, en el mejor de los casos, poco entusiastas, y no han traído consigo rendición de cuentas y justicia. Mientras los 17 testigos han sido remitidos a juicio, los tres agentes acusados en el caso aún no han sido detenidos ni se ha fijado una fecha para su juicio.
“El convertir de esta manera a los testigos en cabeza de turco forma parte de un intento de las autoridades de encubrir otro incidente más de uso excesivo y letal de la fuerza por parte de las fuerzas de seguridad para reprimir las protestas pacíficas en Egipto”, ha manifestado Said Boumedouha.
Los abogados del caso han dicho también a Amnistía Internacional que no les han permitido hacer copias del expediente del caso y que, por tanto, no pueden preparar adecuadamente su defensa: una señal más de que este juicio es flagrantemente injusto.
Azza Soliman es una de los tres testigos que han sido acusados pero que ni siquiera participaron en la marcha de aquel día. Ella estaba sentada en un café y salió a la calle a mirar cuando se acercó la marcha.
“Fue tan sólo unos minutos antes de que las fuerzas de seguridad empezaran a disparar gas lacrimógeno y balas hacia los participantes en la marcha”, ha declarado Azza Soliman, que ha descrito cómo corrió a ocultarse en una calle lateral cuando presenció los disparos contra Shaimaa al Sabbagh a manos de las fuerzas de seguridad.
Azza Soliman se presentó para ofrecer su testimonio presencial, pero en lugar de eso fue acusada de participar en una protesta no autorizada. Según la draconiana Ley de Manifestaciones egipcia, participar en una manifestación sin autorización previa es un delito.
Maher Shaker, médico, estaba sentado en el café Zahret el Bustan, a unas calles de distancia, cuando llevaron allí a Shaimaa al Sabbagh, herida.
El hombre que la llevó hasta el café, un viandante llamado Mostafa Abdel Aal, dijo a Amnistía Internacional que había visto al jefe de las fuerzas de seguridad señalar hacia el lugar en el que se encontraba Shaimaa al Sabbagh y ordenar a sus fuerzas que dispararan en esa dirección:
“Dije más de una vez a las fuerzas de seguridad que llamaran a una ambulancia […] Entonces levanté en brazos a Shaimaa y traté de encontrar un auto o una ambulancia para poder llevarla. Todas las calles estaban cortadas […] El Dr. Maher Shaker estaba en uno de los cafés y dijo que podía proporcionarle primeros auxilios, porque es médico.”
Maher Shaker ha dicho: “Yo estaba lejos del lugar donde se produjo el incidente […] La trajeron al café donde me encontraba. Traté de ayudar porque soy médico.”