La cruel ejecución sumaria de un piloto jordano quemado vivo por el grupo armado autodenominado Estado Islámico (EI) es un atentado atroz contra la humanidad. Así lo ha manifestado Amnistía Internacional, pero ha añadido que las ejecuciones no son la respuesta.
El vídeo que muestra cómo Muath al Kasasbeh es quemado vivo en una jaula ha provocado ondas de choque en todo el mundo. Esta mañana, al amanecer, las autoridades jordanas ejecutaron a Sajida al Rishawi y Ziad al Karbouli, dos iraquíes vinculados a Al Qaeda, en aparente represalia por su homicidio.
“El abominable homicidio de Muath al Kasasbeh es un crimen de guerra y un ataque en toda regla contra los principios más básicos de humanidad”, ha manifestado Philip Luther, director del Programa para Oriente Medio y el Norte de África de Amnistía Internacional.
“Las autoridades jordanas tienen todos los motivos para sentirse horrorizadas por este homicidio, que merece una condena sin paliativos, pero la respuesta no debe ser nunca el recurso a la pena de muerte, que es en sí misma el exponente máximo de pena cruel, inhumana y degradante. Además, la pena de muerte no debe utilizarse como una herramienta de venganza. No se debe permitir que las brutales tácticas del EI alimenten un sangriento círculo de ejecuciones de represalia.”
Según el derecho internacional humanitario, la toma de rehenes es un crimen de guerra, y todos los detenidos deben ser tratados con humanidad por sus captores.
“El homicidio de Muath al Kasasbeh encerrado en una jaula, llevado a cabo de una manera tan brutal y orquestada, muestra el salvajismo del que es capaz un grupo como el EI”, ha manifestado Philip Luther.
Una de las personas ejecutadas hoy por las autoridades jordanas era Sajida al Rishawi, condenada a muerte por su participación en el atentado con explosivos perpetrado en 2005 en Amán en el que murieron 60 personas. El tribunal había rechazado la petición de su abogado de que fuera sometida a un examen psiquiátrico para determinar si estaba mentalmente capacitada para ser juzgada.
Según un informe publicado por el relator especial de la ONU sobre la tortura tras su visita a Jordania en 2006, Sajida al Rishawi fue torturada durante los interrogatorios a los que fue sometida a lo largo de un mes bajo la custodia del Departamento General de Inteligencia jordano.
Ziad Karbouli, el segundo ejecutado esta mañana, había sido condenado por cargos de pertenencia a una organización ilegal, posesión de explosivos que habían causado la muerte de una persona y asesinato. Su abogado dijo a Amnistía Internacional que lo habían obligado a confesar bajo coacción.
Tras un periodo de ocho años sin ejecuciones, Jordania reanudó su uso de la pena de muerte en diciembre de 2014 al ejecutar a 11 hombres. Amnistía Internacional pide al Estado jordano que dicte de inmediato una moratoria oficial de las ejecuciones con vistas a la abolición de la pena de muerte.
Muath al Kasasbeh, piloto de combate de la fuerza aérea jordana, fue capturado cuando su avión cayó cerca de Al-Raqqa, Siria, durante una misión contra el EI en diciembre de 2014. En el último año, el EI ha matado a decenas de sus cautivos, entre ellos, el mes pasado, al periodista japonés Kenji Goto y a un segundo rehén japonés, Haruna Yukawa.
Amnistía Internacional pide al EI que cese las ejecuciones sumarias, los secuestros y la toma de rehenes.