Pakistán. Las detenciones en el caso Malala deben conducir a una mejor protección de los activistas de derechos humanos

La detención hoy de los sospechosos del intento de asesinato de Malala Yousafzai brinda una importante oportunidad de que las autoridades mejoren su mal historial de protección de los defensores y las defensoras de los derechos humanos en Pakistán, ha dicho Amnistía Internacional.
“La valiente activista en favor del derecho a la educación Malala Yousafzai ha demostrado con sus palabras y con sus actos que la pluma es más fuerte que la espada”, ha dicho Mustafa Qadri, investigador sobre Pakistán de Amnistía Internacional.
“Pero los defensores y defensoras de los derechos humanos que promueven los derechos de las mujeres y las niñas en su nativa región de Swat y en todo Pakistán continúan corriendo especial peligro de sufrir agresiones mortales y otros abusos por parte de los talibanes y otros grupos, en gran medida porque las autoridades siguen sin exigir responsabilidades a quienes los cometen.
“Los defensores y defensoras de los derechos humanos desempeñan un papel crucial en la promoción de los derechos de todas las personas de la sociedad paquistaní. Ahora que el mundo los observa, es fundamental que Pakistán aproveche esta oportunidad para demostrar su compromiso con los derechos humanos, la justicia y el Estado de derecho.”
El ejército paquistaní ha anunciado hoy la detención de 10 miembros del movimiento talibán paquistaní, Tehreek-e-Taliban Pakistan, sospechosos de participar en la agresión que Malala Yousafzai sufrió en 2012.
“Los detenidos deben ser tratados humanamente en todo momento. Si hay pruebas creíbles y admisibles contra ellos, deberán ser juzgados de acuerdo con las normas internacionales sobre garantías procesales y sin recurrir a la pena de muerte”, ha dicho Mustafa Qadri.